Desde Jack Nicholson en Batman hasta Joaquin Phoenix en Joker: Folie à Deux, pasando por Heath Ledger en El caballero de la noche o incluso la breve aparición de Barry Keoghan en The Batman, el Guasón ha demostrado ser uno de los villanos más icónicos en el cine contemporáneo destacándose no solo por su violencia, sino también por su compleja visión del mundo.
Desde sus orígenes en los cómics con su primera aparición en Batman #1 en 1940, el Guasón ha sido retratado de diversas maneras, pero su esencia nihilista ha permanecido intacta. Su carácter, inspirado por el personaje de Gwynplaine en The Man Who Laughs, ha evolucionado para convertirse en una representación extrema del caos y la falta de significado en la existencia.
Moralidad rota: La destructiva filosofía del Guasón
La idea de que una “mala jugada del destino” puede transformar a cualquiera en un monstruo es central en la historia del Guasón. En The Killing Joke de Alan Moore, se expone su origen como un hombre común que, tras un día trágico, pierde su humanidad. Según el Guasón, todos estamos a sólo un “mal día” de convertirnos en alguien como él. Este concepto profundiza su nihilismo: si la vida carece de sentido, entonces la moralidad y el bien también. El Guasón no solo lo cree, sino que intenta demostrarlo en sus interacciones con otros personajes, especialmente Batman.
El enfrentamiento filosófico entre Batman y el Guasón es una lucha de valores existenciales. Mientras Batman responde al trauma de la muerte de sus padres luchando por la justicia, el Guasón, frente a la misma ausencia de significado, abraza el caos y la destrucción. Esta relación es, en esencia, un combate entre quienes buscan crear sentido en un mundo absurdo y quienes lo rechazan por completo. El Guasón actúa como un agente del caos que constantemente busca destruir el orden y la moral que Batman defiende.
Una de las principales influencias filosóficas del Guasón proviene del sociólogo francés Jean Baudrillard. Desde su perspectiva, el intento de Batman por erradicar el mal solo provoca que surjan formas más extremas de caos, como el propio Guasón. Según esta visión, el Guasón es un resultado inevitable del control excesivo que Batman intenta imponer. Este “súper germen” del mal no es simplemente la antítesis del bien, sino que existe para subvertirlo completamente, destruyendo cualquier noción de justicia.
El Guasón, a diferencia de otros villanos, no busca simplemente derrotar a Batman o controlar Gotham; su verdadero objetivo es desmantelar las creencias morales de las personas. Busca demostrar que el bien y el mal son ilusiones frágiles, listas para colapsar cuando se las desafía. Esto es evidente en sus intentos de corromper a personajes como Harvey Dent, quien finalmente cae en la indiferencia moral, convirtiéndose en Dos Caras. El Guasón disfruta deshaciendo la moralidad, revelando su hipocresía y riéndose de lo que considera su vacuidad.
En última instancia, el Guasón es un nihilista activo, un ser que no solo abraza el caos, sino que se deleita en la destrucción de las normas sociales. Su insistencia en que todos están a un paso de volverse como él es lo que lo convierte en un villano tan aterrador y duradero. A lo largo de los años, hemos llegado a entender que su verdadera amenaza no radica en su violencia, sino en su capacidad para hacer que los demás duden de sus propias convicciones.