El parricidio, definido como el asesinato de uno o ambos padres, ha sido un tema recurrente en relatos mitológicos y religiosos a lo largo de la historia. En la mitología griega, el mito de Edipo, quien sin saberlo mata a su padre y se casa con su madre, es uno de los ejemplos más icónicos. Asimismo, en la Biblia, el relato de Caín y Abel narra un fratricidio que refleja las tensiones familiares y los extremos a los que puede llegar la violencia dentro de una misma sangre.
La ficción moderna también ha explorado el parricidio en numerosas ocasiones, desde novelas hasta el cine y la televisión. Obras literarias como Crimen y castigo de Dostoievski o películas como El resplandor de Stanley Kubrick presentan personajes que cometen actos violentos contra sus seres queridos, motivados por diversas razones psicológicas. En televisión, series como Law & Order o Criminal Minds también abordan este tipo de crímenes, explorando sus matices y complejidades.
Los Menendez y el parricidio: Diferencias clave entre homicidio y asesinato familia
En cuanto al caso de Lyle y Erik Menendez, quienes asesinaron a sus padres en 1989, el parricidio adquirió un matiz mediático único. Durante su juicio, ambos hermanos alegaron que su padre, José Menendez, los había abusado sexualmente, con el conocimiento de su madre, Kitty Menendez. Aunque estos alegatos nunca fueron completamente confirmados, se convirtieron en el eje central de la defensa de los hermanos, quienes alegaban que su crimen fue un acto desesperado para liberarse del abuso.
La historia de los Menendez ha sido adaptada en múltiples producciones televisivas y documentales, pero la serie de Netflix, Monstruos: La Historia de Lyle y Erik Menendez, da un giro controvertido. Bajo la dirección de Ryan Murphy, la serie insinúa una relación incestuosa entre los hermanos, lo que ha provocado críticas por parte de quienes consideran esta representación como una distorsión de los hechos. Sin embargo, la serie sigue alimentando el interés en un caso que, 35 años después, continúa fascinando y dividiendo al público.
El caso de los Menendez es un claro ejemplo de parricidio, ya que el crimen fue cometido contra sus propios padres, José y Kitty Menendez (interpretados por Javier Bardem y Chloë Sevigny, respectivamente). Este tipo de asesinato genera un mayor impacto social y emocional debido al fuerte vínculo familiar que se rompe con el acto violento.
Mientras que un homicidio puede responder a diversas motivaciones —venganza, robo, conflictos personales— el parricidio suele estar asociado con conflictos internos profundos dentro de la dinámica familiar, como en este caso, donde los hermanos alegaron abuso sexual y psicológico como el detonante de sus acciones.
Legalmente, el parricidio puede conllevar una carga simbólica y penal más grave debido a la traición implícita en el acto. En muchos sistemas judiciales, el parricidio es castigado con mayor severidad que el homicidio común, dado que se considera una violación extrema del deber filial. Aunque los Menendez fueron condenados por homicidio en primer grado, su crimen es clasificado específicamente como parricidio por el hecho de haber asesinado a sus padres, lo que añadió una capa de complejidad tanto en su juicio como en la percepción pública de su caso.