Colin Farrell ha demostrado su versatilidad y compromiso en una carrera que abarca más de dos décadas. Con películas memorables como En brujas, La langosta, El sacrificio del ciervo sagrado y Los espíritus de la isla, el actor irlandés ha desafiado los límites del oficio actoral. Su papel en The Batman como el villano Oswald Cobblepot representó uno de los mayores retos de su carrera, no solo por la transformación física que implicó, sino también por la complejidad psicológica que infundió en el personaje.
Colin Farrell y su inesperada conexión con Pixar tras convertirse en ‘El Pingüino’
La preparación para interpretar nuevamente a este personaje surgido de las páginas de DC Comics en la nueva serie El Pingüino comenzó mucho antes de que se filmara The Batman. Farrell trabajó estrechamente con el director Matt Reeves y el maquillador Michael Marino, quien fue nominado al Oscar por su trabajo en la película.
El proceso de maquillaje, que llegó a durar hasta ocho horas en las primeras pruebas, transformó por completo al actor en el desfigurado gánster de Gotham. “Colin fue completamente irreconocible", señaló Marino, en entrevista para Entertainment Weekly, quien se inspiró en la anatomía de los pingüinos para esculpir los rasgos del personaje. Farrell explicó que el maquillaje no solo cambiaba su apariencia, sino que le ayudaba a sumergirse en la psicología de Oswald Cobblepot, quien, a pesar de sus discapacidades, es un hombre astuto y peligroso.
El actor de El seductor y Dumbo estudió minuciosamente la personalidad paranoica y violenta de El Pingüino. Además de las largas horas de maquillaje, Farrell trabajó con Reeves para explorar las motivaciones y las inseguridades del villano, basando parte de su interpretación en Fredo Corleone, el frágil hermano de El Padrino. Para Farrell, el maquillaje era esencial: "Cambió todo lo que yo era", comentó sobre la transformación, que incluía no solo su rostro, sino también su postura y voz.
Interpretar a un personaje tan oscuro y cruel fue un desafío emocional para Farrell. Después de pasar hasta 15 horas diarias en el set con la pesada carga de la caracterización, el proceso de "desmaquillaje" al final del día le brindaba un gran alivio. "Quitarme el maquillaje cada día era como renacer", señaló Farrell, quien admitió que, después de sumergirse en la mente perturbada de Oswald, necesitaba una forma de desconectar. Fue entonces cuando encontró consuelo en una fuente inesperada: las películas de Pixar.
Entre las películas que Farrell eligió para relajarse después de un día agotador estaba Buscando a Nemo, una de las más queridas producciones de Pixar. La historia de un pez payaso que emprende una odisea para encontrar a su hijo perdido no solo es entrañable, sino que también ayudó a Farrell a calmarse tras el estrés emocional de interpretar a un villano despiadado. La dulzura y el mensaje esperanzador de Buscando a Nemo le proporcionaban el respiro que necesitaba para desconectar de la oscuridad de su personaje.