Una de las películas que más reconocimiento ganó después de estrenarse en el Festival de Cannes fue La sustancia, el nuevo largometraje dirigido por Coralie Fargeat que ya es catalogado como una de las mejores películas del año. Protagonizada por Demi Moore y Margaret Qualley, esta cinta de horror ha sido definida como un espectáculo grotesco y sangriento que hace una sátira sobre los estándares de belleza y la negación ante el sentimiento de envejecer.
A siete años de estrenar Revenge, descrito como un thriller feminista imperdible, Fargeat continúa explorando las protagonistas femeninas y en esta producción presenta la historia de Elisabeth Sparkle (Moore), una estrella de la televisión que ha estelarizado un programa de aerobics a nivel nacional por décadas pero que, tras cumplir los temidos 50 años, es despedida por el jefe de la cadena televisiva al desear que una mujer más joven y atractiva sea la nueva conductora del show.
Debido a una situación inesperada, Elisabeth se convierte en la candidata de un laboratorio que experimenta con la sustancia, la cual se utiliza en pacientes que quieren encontrar la mejor versión de sí mismos; sin embargo, hay una condición: el programa debe utilizarse cada siete días, sin excepción. Es así que Elisabeth debe mantenerse en su versión original por una semana, y exactamente una semana después puede regresar a Sue (Qualley), la otra edición –más joven y bonita– que existe de ella.
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La cinta de Fargeat pronto se convierte en un body horror que despierta todo tipo de reacciones en el público, pues vemos sangre, inyecciones, arrugas, comidas asquerosas y, sobre todo, transformaciones corporales que resultan repulsivas. Este regreso a la pantalla grande no fue fácil para la actriz de Ghost: la sombra del amor, pues durante una entrevista con Entertainment Weekly reveló que la pasó faltal mientras le colocaban los prostéticos para dicho cambio en su aspecto físico.
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Para convertirla en las distintas versiones de Elisabeth que vemos en la película, Moore pasó casi 10 horas sentada mientras el departamento de maquillaje ponía los prostéticos en su cuerpo, pero quitarlos fue una pesadilla aún peor: “Siempre era una hora y media para quitármelos. A veces, hasta dos”, comentó la actriz, “[14 piezas] estaban pegadas a mi rostro. Tienes que ser extremadamente cuidadoso para desprenderlas y no destruir la piel”. ¿En realidad era para tanto? Descúbrelo tú mismo viendo La sustancia a partir de este jueves 19 de septiembre en cines.
