Studio Ghibli es la casa productora detrás de innumerables producciones que se diferencian de otros estudios de animación gracias a su estilo y sus historias alejadas del cine infantil. Películas como El viaje de Chihiro y Mi vecino Totoro sobresalen dentro de su filmografía, pero hay otras cintas que han conseguido alto renombre entre las audiencias y la crítica por sus emotivas tramas.
Una de ellas estrenó en 1988 y no fue dirigida por Hayao Miyazaki, sino por otra de las cabezas de Studio Ghibli. Quien también se encuentra detrás de películas como El cuento de la princesa Kaguya y Nausicaä del valle del viento realizó este largometraje a finales de la década y conmovió a más de una generación gracias a su desgarradora historia.
A lo largo de 1 hora y 29 minutos, Isao Takahata muestra la historia de Setsuko y Seita, dos hermanos que batallan para sobrevivir tras el bombardeo de su localidad durante la Segunda Guerra Mundial. Después de perder a sus padres en la colisión, el hermano adolescente debe cuidar a su hermana pequeña mientras encuentran un lugar en el cual resguardarse luego de la destrucción de su hogar.
Esta película bélica y de drama es considerada una de las mejores películas anti guerra, a la par de El pianista y La lista de Schindler. Basada en la novela de Akiyuki Nosaka publicada en 1967, La tumba de las luciérnagas se convirtió en una de las obras maestras del cine animado y aquellas que retrataron la Segunda Guerra Mundial.
Aunque no es recomendada para menores de 12 años por lo explícitas de sus imágenes y la crudeza con que es representada en pantalla, esta película de Studio Ghibli y Takahata ya se encuentra disponible en Netflix junto a otros títulos como El increíble castillo vagabundo, Kiki entregas a domicilio y Se levanta el viento. Si quieres pasar una tarde llena de lágrimas, entonces deberías ver La tumba de las luciérnagas.