Netflix es hogar de grandes películas mexicanas que logran hacerte sentir bien de manera auténtica, sin recurrir a manipulaciones emocionales. Entre ellas destacan dos joyas: Temporada de patos de Fernando Eimbcke y ¿Conoces a Tomás? de María Torres, que abordan temas de amistad y crecimiento personal con un humor sutil y conmovedor. Sin embargo, hay una película escondida en la plataforma que de forma dulce y alegre captura la esencia de la conexión humana en medio de la soledad nocturna.
Dirigida por Joseduardo Giordano y Sergio Goyri Álvarez, El club de los insomnes narra la historia de tres personajes que se encuentran durante las largas noches de insomnio. Santiago (Leonardo Ortizgris), un hombre atrapado en una crisis matrimonial y con problemas en su trabajo, conoce a Dany (Cassandra Ciangherotti), una empleada de tienda de conveniencia que sueña con ser fotógrafa. Juntos, forman una amistad que crece cuando Estela (Alejandra Ambrosi), una veterinaria en una encrucijada personal, se une a ellos en este peculiar club nocturno.
‘El club de los insomnes’: el rincón más luminoso y amable del cine mexicano
La película se desarrolla en gran parte dentro de una tienda que permanece abierta 24 horas, un escenario que recuerda los cuadros del pintor Edward Hopper, famoso por retratar la soledad urbana. Pero a diferencia del aislamiento que caracteriza la obra de Hopper, en El club de los insomnes, los directores nos permiten entrar a un espacio de calidez y camaradería, donde las conversaciones entre los tres personajes les ayudan a enfrentar sus problemas personales.
Santiago y Estela, ambos atrapados en crisis emocionales, encuentran en su conexión mutua una forma de lidiar con su soledad. La relación entre ellos se desarrolla de manera orgánica, permitiéndoles descubrir no solo más sobre el otro, sino también sobre ellos mismos. Aunque sus problemas persisten, la compañía y comprensión que se brindan entre sí actúan como un refugio emocional, de tranquilidad y alegría, que les permite seguir adelante.
La fotografía de la película, a cargo de Iván Vilchis Ibarra, utiliza una paleta de colores fríos y pálidos que refleja el estado emocional de los personajes. Las líneas rectas y el orden de los productos en los estantes de la tienda delimitan el espacio de manera casi claustrofóbica, pero también lo convierten en un escenario íntimo donde ocurren momentos de vulnerabilidad, honestidad y felicidad.
A pesar de tratar temas como el fracaso, la soledad y el vacío existencial, El club de los insomnes evita rasgarse las vestiduras y caer en el melodrama. En su lugar, se construye a partir de momentos cotidianos y de auténtica alegría, como las charlas sobre sopas de letras o las bromas compartidas en medio de la noche. Esto le da al filme una atmósfera de familiaridad y ternura que resuena con el espectador.
El club de los insomnes es una película que celebra la conexión humana en los momentos más inesperados. Aunque la noche y el insomnio son, por naturaleza, momentos de angustia, la película muestra cómo incluso en esos tiempos de incertidumbre, es posible encontrar consuelo y compañía. Esta joya escondida en Netflix es una invitación a abrazar las pequeñas conexiones que transforman lo ordinario en algo extraordinario.