El western es uno de los géneros cinematográficos más queridos de todos. Por décadas, las historias que tenían lugar en el Viejo Oeste reinaron en Hollywood, con grandes muestras como The Wild Bunch, A la hora señalada y The Magnificent Seven. Ya fuera montando a caballo, disparando o cantando una canción, en la pantalla grande no había estrellas que dominaran como lo hacían John Wayne, Henry Fonda, Paul Newman y hasta Elvis Presley.
Aunque en los últimos años, parece ser que se ha vuelto a poner de moda el género con cintas como El poder del perro, Los asesinos de la luna y Horizon: An American Saga - Capítulo 1, el público siempre recordará las épicas persecuciones en el Viejo Oeste que ocurrieron hace décadas cuando el cine era menos complicado y los vaqueros abarrotaban las salas de cine.
Una de las películas más peculiares del género western dio a los espectadores uno de los comienzos más surrealistas en toda la historia del séptimo arte. Dirigida por uno de los grandes expertos en hacer historias del Viejo Oeste, esta película ha sido catalogada por Quentin Tarantino como "una clase sobre cine", además de ser considerada una de las mejores obras del siglo XIX.
Con la mano de Sergio Leone, quien también estuvo a cargo de El bueno, el malo y el feo con Clint Eastwood, Érase una vez en América es recordada por ofrecer una de las introducciones más inolvidables, no sólo en el género western, sino de toda la industria cinematográfica. De esta manera, el cineasta italiano logró dejar su huella en la que sería la última película en la que trabajaría como director y guionista, antes de morir en 1989.
Más de diez minutos, sin diálogos relevantes, ni ninguna clase de música, así era la escena con la que daba inicio la última película de la trilogía de Érase una vez. En medio del desierto, en una estación de trenes sin futuro, a la vista aparecen tres hombres, quienes están esperando que suceda algo que cambiará su destino para siempre.
El primero de ellos lanza un tiro a los cables de un telégrafo abandonado cuando está encendido; mientras que el segundo se pone el sombrero al ver que unas gotas de agua empiezan a caer del techo; finalmente, el tercero, al ver pasar un perro, se truena los dedos de la mano.
Poco a poco, la tensión comienza a sentirse con más intensidad. Todo hace sentido cuando baja "El hombre de la armónica", el protagonista del largometraje interpretado por Charles Bronson. En un dos por tres, el forajido derrota a los tres hombres, y aunque herido, continúa su viaje para comenzar Érase una vez en América.