Desde su debut en 2013 con La noche de la expiación, la saga The Purge revolucionó el subgénero de las películas de invasión de hogares, introduciendo un concepto aterrador: una noche al año en la que todas las actividades ilegales, incluido el asesinato, son permitidas en Estados Unidos. La primera película, protagonizada por Ethan Hawke y Lena Headey, planteó este escalofriante evento anual, concebido para "depurar" la sociedad de sus elementos más débiles.
Ahora, con la llegada de 12 horas para sobrevivir: El inicio a Netflix, la franquicia ha vuelto a escalar en popularidad, alcanzando el Top 10 en la plataforma de streaming. Esta película, lanzada en 2018 como precuela de la saga y dirigida por Gerard McMurray con un guión de James DeMonaco, revela los oscuros orígenes de este macabro experimento social.
La perturbadora propuesta que se encuentra en los primeros lugares de Netflix
Situada en Staten Island, la película explica cómo los Nuevos Padres Fundadores de América (NFFA) implementaron la primera purga para solucionar problemas como el desempleo, la crisis de la vivienda y la inflación. Con la promesa de que un evento anual de 12 horas de anarquía reduciría la delincuencia y revitalizaría la economía, la NFFA intenta justificar su proyecto con el respaldo de la doctora Updale (Marisa Tomei), su principal socióloga.
Sin embargo, el filme deja al descubierto que este experimento fue una gran mentira desde su concepción. Para probar su hipótesis, la NFFA ofrece 5 mil dólares a los residentes de Staten Island para que permanezcan en la isla durante la primera purga. Además, se les proporciona lentes de contacto con cámaras y dispositivos de rastreo para monitorear cada uno de sus movimientos, garantizando así que no intenten escapar.
A pesar de estos incentivos, la realidad del experimento es un fracaso rotundo. La mayoría de los participantes que no tienen una inclinación natural hacia la violencia optan por hacer fiestas en las calles, conocidas como "Purge parties", o consumir drogas en lugar de involucrarse en actividades criminales. Por otro lado, aquellos con tendencias violentas continúan con su comportamiento destructivo sin necesidad de un evento especial que lo permita.
Cuando un sociópata llamado Skeletor comete el primer asesinato de la noche, el incidente se vuelve viral, pero no es suficiente para justificar la purga ante la opinión pública. Frente a este fracaso, la NFFA toma medidas extremas. La doctora Updale pronto descubre que mercenarios enmascarados, contratados por el propio gobierno, están llevando a cabo una desproporcionada cantidad de crímenes violentos para manipular los resultados del experimento y hacerlo parecer un éxito.
Bajo una fachada de violencia extrema, 12 horas para sobrevivir: El inicio transmite un mensaje claro sobre los peligros del autoritarismo y la manipulación mediática. La película utiliza su trama distópica para criticar el exceso de poder gubernamental y señalar cómo los intereses de los ciudadanos no siempre coinciden con los de quienes están en el poder. Este enfoque fue recibido con críticas mixtas: aunque su desarrollo de personajes fue visto como superficial, su comentario social fue elogiado por su claridad y efectividad.