Alien: Romulus, dirigida por el uruguayo Fede Álvarez, ha llegado a los cines del mundo esta semana, obteniendo un gran recibimiento por parte de la crítica y el público. Esta nueva cinta es la séptima entrega dentro de la icónica saga de Alien y está cronológicamente ambientada entre Alien de 1979 y Aliens de 1986.
Gracias al hype que esta nueva película ha generado entre los fans, es un buen momento para voltear hacia atrás y recordar el legado tan importante y significativo que ha dejado esta franquicia de horror y ciencia ficción dentro de la cultura pop mundial. Debido a ello, el día de hoy hablaremos sobre un dato curioso de la saga, que tal vez muchas personas no conocen.
Prometheus, de Ridley Scott, nos cuenta una historia aparte que precede a los eventos de Alien, pero que no está directamente relacionada con las películas de la franquicia. En este filme somos testigos de la teoría de los "antiguos astronautas", que estipula que el hombre primitivo fue visitado por alguna forma avanzada de vida extraterrestre que avanzó junto con la tecnología antigua e inspiró varias religiones primitivas.
A lo largo de la película hay una serie de alusiones al cristianismo: el crucifijo de Shaw, el árbol de Navidad del Prometeo, etc. Finalmente, la tripulación determina que los Ingenieros decidieron acabar con la humanidad hace unos 2000 años, poco después del nacimiento de Cristo.
Lo que no muchos saben es que, en un comienzo, el largometraje estuvo a punto de plantear explícitamente el hecho de que Jesucristo era en realidad un alienígena, y al ser crucificado por nuestra especie, los Ingenieros habrían tomado la decisión de destruir a nuestro planeta. Sin embargo, al final esta decisión resultaba muy arriesgada y polémica, por lo que el tema solo quedó abierto a la interpretación del público y el argumento central de Prometheus decidió tomar otro enfoque.