La franquicia Alien es, sin duda, una de las más influyentes y perdurables en la historia del cine de ciencia ficción y terror. Desde su estreno en 1979, con la película dirigida por Ridley Scott, la saga ha cautivado a millones de espectadores con su atmósfera claustrofóbica, su innovación visual y, por supuesto, su aterrador monstruo: el Xenomorfo.
A lo largo de los años, hemos visto varias secuelas y spin-offs, como Aliens de James Cameron, Alien vs Depredador de Paul W.S. Anderson y Alien: Covenant con Michael Fassbender, que han expandido el universo de esta historia. Ahora, los fans esperan con ansias el próximo capítulo, Alien: Romulus, dirigida por Fede Alvarez, que promete renovar la franquicia con una dosis de horror moderno.
El legado de Alien no solo se basa en su narrativa sino en su impactante diseño visual, especialmente en la creación del Xenomorfo, una de las criaturas más icónicas del cine. La influencia de H.R. Giger, el visionario artista suizo detrás del diseño del alienígena, es innegable. Giger, con su estilo oscuro y biomecánico dio vida a un monstruo que combina elementos de la biología con la maquinaria, generando una sensación de lo desconocido y lo aterrador.
El rostro del horror: La obra de arte que moldeó al Xenomorfo de ‘Alien’
El escultor confesó que su inspiración principal para el diseño del Xenomorfo no solo provenía de su propia pintura, Necronom IV, sino también de una obra inquietante de otro gran artista: Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión (1944) de Francis Bacon. Según Giger, este cuadro, con sus figuras desgarradas y bocas abiertas en un grito visceral, fue clave para desarrollar la aterradora criatura: “El personaje parece que desgarra la carne del hombre con su boca abierta y una explosión de dientes... es puro Bacon”, comentó el artista en el libro Giger’s Necronomicon II.
Dentro del universo de Alien, uno de los elementos más espeluznantes es el Chestburster, la forma infantil del Xenomorfo que emerge de manera brutal del pecho de su anfitrión humano. Este horrendo método de gestación es uno de los momentos más icónicos y aterradores de la saga. La criatura, implantada por el Facehugger en la cavidad torácica de su víctima, madura dentro del cuerpo del anfitrión hasta que, en un acto de extrema violencia, rompe el pecho del individuo, matándolo de una manera increíblemente sangrienta y traumática.
Visualmente, Alien es un reflejo del estilo perturbador de Bacon, quien se centraba en las emociones puras y primordiales. En obras como Head I y Head II, y especialmente en Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión, Bacon utilizaba figuras sin ojos, con bocas abiertas en un grito de dolor, para transmitir la esencia del sufrimiento humano. Giger capturó esta misma esencia en el diseño de sus criaturas, cuyo terror no solo es físico, sino profundamente psicológico.
El horror que evocan las figuras de Bacon, ese miedo visceral y atávico, es el mismo que experimentan los astronautas en Alien al enfrentarse a los Xenomorfos. Las criaturas de Giger, con sus formas biomecánicas y su capacidad de invadir y destruir desde el interior, son una personificación del miedo más profundo: el miedo a ser consumido por algo completamente ajeno y aterrador. Es este horror, inspirado por Bacon y materializado por Giger, lo que ha convertido a Alien en un clásico inmortal del cine.