Han pasado cinco meses desde que se dio a conocer la triste noticia de que Akira Toriyama había fallecido. Como creador de Dragon Ball y Dragon Ball Z, considerados como uno de los mejores animes de la historia, el mangaka cambió para siempre la vida de miles de fanáticos alrededor del mundo. Aunque Toriyama ya no se encuentra en el mundo de los vivos, su legado continúa vivo con Dragon Ball Daima, la última etapa en la que trabajó.
Tras la partida de Toriyama, para rendir honor al fallecido ilustrador, cientos de admiradores han compartido toda clase de anécdotas poco conocidas sobre su trabajo. Desde el villano que surgió en una pesadilla de Toriyama, la inspiración detrás de los nombres de Mr. Satán y Videl, hasta su personaje favorito (el cual no es Goku), diversos relatos han ido surgiendo conforme pasa más tiempo desde su muerte.
Para celebrar la memoria de Toriyama, un fan reveló uno de los bocetos realizados por el mangaka durante su proceso creativo para imaginar a Goku siendo aún más poderoso. La ilustración muestra a Kakarotto transformado en Super Saiyajin 4, una forma que apareció por primera vez en Dragon Ball GT, que también fue utilizada por Vegeta para darle una dura paliza a Super Yi Xing Long.
Aunque no hay mucha diferencia respecto al resultado final que se vio en pantalla chica, el Goku Super Saiyajin 4 dibujado por Toriyama tiene un aspecto más juguetón. Pareciera ser como si el protagonista de Dragon Ball estuviera mirando a su contrincante, quien estaría a punto de recibir una dura lección de por qué no debe meterse con un Saiyajin ni con ninguno de sus amigos.
Al adoptar la forma de Super Saiyajin 4, el usuario toma una apariencia muy parecida a la versión primitiva y salvaje. En lugar de tener el cabello dorado y los ojos azules, como Super Saiyajin 4, la melena de Goku se mantiene de color negro, aunque es más largo y brillante. Durante esta etapa, a Goku le sale una cola y un pelaje rojo fucsia, que se asemeja al Mono Gigantesco. En cuanto a los ojos, estos se tornan amarillo ámbar en el caso de Kakarotto.