Leonardo DiCaprio no solo es uno de los actores más reconocidos de nuestra generación, sino que también se trata de uno de los más talentosos de toda la historia. Cuando la experticia de un actor de este calibre se junta con el genio de uno de los directores más prodigiosos de nuestros tiempos, como lo es Quentin Tarantino, una obra maestra es inevitable.
En 2012 llegó a los cines del mundo Django sin cadenas, escrita y dirigida por Tarantino. Su reparto, además de contar con el papel protagónico de DiCaprio, también cuenta con las participaciones de grandes estrellas como Jamie Foxx, Christoph Waltz y Samuel L. Jackson. Sin duda se trata de un clásico moderno del séptimo arte, habiendo ganado los premios Oscar a Mejor guion original y Mejor actor de reparto.
Pero más allá de la auténtica proeza que es esta cinta, la producción guarda un dato muy curioso que tal vez muchas personas desconocen. Y es que resulta que el 7° filme de Quentin Tarantino cuenta con una escena sangrienta… acontecida de manera totalmente accidental. ¿La víctima? Leonardo DiCaprio. ¿El culpable? El mismo Leonardo DiCaprio.
En Django sin cadenas, el actor de 49 años interpreta al dueño de esclavos, Calvin Candie, siendo esta una de las pocas veces en las que Leo ha dado vida a un villano. "Este fue uno de los personajes más narcisistas, autoindulgentes, racistas y despreciables que he leído en toda mi vida", recordó el también protagonista de Titanic.
En el clímax del largometraje podemos ver a DiCaprio, siempre tan comprometido y profesional, teniendo una acalorada conversación con los personajes de Christoph Waltz y Jamie Foxx en un elegante comedor. Lo más interesante sucede cuando, en cierto momento, Leo se exalta de más, gritando y golpeando la mesa. Para su sorpresa, el golpe fue tan duro que terminó rompiendo un vaso, incrustándose los cristales en la palma de su mano.
De manera evidente, la sangre comenzó a brotar en cuestión de segundos dejando atónitos a todos los presentes, incluyendo al propio Quentin Tarantino. No obstante, a pesar del dolor y la molestia, Leonardo jamás dejó de actuar en ningún momento, dándole así más intensidad a la secuencia. Si nunca has visto, o deseas revivir esta escena en particular de Django en Netflix, la puedes ver en la marca de 1 hora con 59 minutos y 50 segundos.