La premisa de La trampa, la nueva película de M. Night Shyamalan, es intensa e intrigante. El relato se centra en Cooper (interpretado por Josh Hartnett), un padre de mediana edad que acompaña a su hija preadolescente a un concierto de una estrella del pop tipo Olivia Rodrigo o Dua Lipa. Cooper nota una fuerte presencia policial en la arena de Filadelfia donde se lleva a cabo el concierto. Un empleado le informa emocionado que la policía ha rodeado todo el lugar, con la esperanza de capturar a un asesino en serie que creen que está escondido allí.
Lo que preocupa a Cooper no es lo que la mayoría podría pensar, ya que resulta que él es el asesino en serie que la policía busca, y tiene a una posible víctima retenida en su sótano en casa. La pregunta es: ¿qué hará Cooper para evitar ser capturado? ¿O será que la policía finalmente logrará atraparlo?
Shyamalan escribió el guión de La trampa inspirado en una curiosa pregunta: ¿Qué pasaría si El silencio de los inocentes tuviera lugar en el trasfondo de un concierto de Taylor Swift? La idea de contrastar el alegre y burbujeante pop de la superestrella mundial con la violencia extrema de un asesino en serie le pareció fascinante.
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‘La trampa’ se inspiró en los operativos denominados ‘Operation Flagship’
Además, Shyamalan recordó un incidente real de 1985 que también formó parte de la inspiración para su película que ya puedes disfrutar en Cinépolis y Cinemex. Se trata de la Operación Flagship, un notorio operativo encubierto llevado a cabo por el gobierno de Estados Unidos para capturar a cientos de fugitivos enviándoles boletos gratis para un partido de la NFL entre los Washington Redskins y los Cincinnati Bengals. Este plan resultó en la captura de 101 personas, posiblemente la mayor cantidad de arrestos masivos en la historia del país.
La Operación Flagship fue parte de un esfuerzo estatal de varios años por parte de los U.S. Marshals para capturar a miles de convictos fugados. Utilizaron tácticas creativas como enviar folletos a los fugitivos asegurándoles que habían ganado un premio, y cuando acudían a recogerlo, eran arrestados. En Nueva York, se les decía que habían ganado una lotería de 10 mil dólares y en Hartford, Connecticut, se les ofrecían entradas gratuitas para un concierto de Boy George.
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Aunque el operativo fue sumamente eficaz, también tuvo un toque de humor, ya que los organizadores del plan incluyeron pistas que podrían haber alertado a los fugitivos más observadores, como un nombre falso que, leído al revés, decía “Wanted” (Buscado). Además, el operativo involucró a cientos de agentes que se disfrazaron de acomodadores, porristas, y empleados del estadio, todo mientras se mantenían en personaje.
El también director de El sexto sentido y El protegido se sintió profundamente intrigado por los detalles de la Operación Flagship, que le parecieron tan retorcidos como divertidos. Aunque ninguno de los criminales arrestados era un asesino en serie, algunos eran buscados por delitos violentos, y la mayoría de los capturados fueron liberados bajo fianza.
