Nicole Kidman, ganadora del Oscar, ha demostrado su versatilidad en una amplia gama de papeles, desde su impactante actuación en Moulin Rouge (disponible en Disney+) hasta su interpretación en la aclamada serie Big Little Lies. Su capacidad para encarnar personajes complejos y su presencia magnética en la pantalla han consolidado su lugar como una de las actrices más respetadas y admiradas de su generación.
Tom Cruise, por su parte, ha sido una fuerza imparable en la industria del cine desde los años 80. Con una carrera que abarca éxitos de taquilla como Top Gun, Misión: Imposible (en Disney+) y Jerry Maguire, Cruise ha demostrado ser tanto un icono de acción como un actor con una notable profundidad dramática. Su compromiso con la autenticidad y la ejecución de sus propias acrobacias le ha ganado una reputación de dedicación inquebrantable a su arte.
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Juntos, tanto la actriz de Dogville como el actor de Al filo del mañana, formaron una de las parejas más fascinantes y comentadas de Hollywood durante su matrimonio de once años. Su relación comenzó en el set de Días de trueno en 1990 y rápidamente se convirtió en el centro de atención de los medios. Su unión no solo capturó la imaginación del público, sino que también simbolizó el poder y el glamour.
Han pasado 25 años desde que Nicole Kidman pronunció la última palabra en la enigmática y sensual película que explora los misterios del matrimonio y las relaciones: Ojos bien cerrados. Basada en la novela corta Traumnovelle de Arthur Schnitzler, la historia sigue al personaje de Cruise mientras se embarca en una inquietante odisea nocturna después de que su esposa, interpretada por Kidman, le confiesa una fantasía sexual.
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La odisea nocturna de ‘Ojos bien cerrados’: Un cuarto de siglo de intriga y deseo
La producción, conocida por su duración récord de 400 días de rodaje, no solo destaca por sus impresionantes actuaciones y su atmósfera de misterio, sino también por ser la última obra maestra de Stanley Kubrick. En una reciente entrevista con Los Angeles Times, la actriz reflexionó sobre su experiencia trabajando en el drama de 1999, el cual describe como “una carrera en sí misma” debido a la duración récord de su producción.
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El enfoque de Kubrick para la dirección de la película incluyó la exploración de la relación matrimonial de Kidman y Cruise para extraer sus aclamadas interpretaciones. Kidman menciona que Kubrick estaba interesado en ciertos aspectos del matrimonio y solía hacer muchas preguntas. Sin embargo, el director tenía una visión clara de la historia que quería contar. Kidman recuerda una frase de Kubrick: “Los triángulos son difíciles. Hay que proceder con cuidado cuando es un triángulo”, refiriéndose a la complejidad de las dinámicas de tres personas.
Kubrick rechazaba la jerarquía en el set y tenía algunas reglas específicas: no se permitían respuestas inmediatas de "no" y no se podía preguntar al director por qué los personajes hacían o decían algo. Kidman recuerda que Kubrick no quería aduladores y enfatizaba la importancia de dar al menos 10 segundos antes de rechazar una idea. Este enfoque experimental hacía que “el rodaje se sintiera como la creación de películas estudiantiles en Australia”, revela la actriz de El sacrificio del ciervo sagrado.
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Finalmente, casi dos años y medio después de comenzar la filmación, Kubrick proyectó un corte de la película para Kidman, Cruise y algunos ejecutivos de Warner Bros. Falleció seis días después. A pesar de la larga producción, Kidman recuerda la experiencia con cariño y parece dispuesta a repetirla, subrayando el impacto duradero que tuvo en su carrera y vida personal el haber trabajado con el director de La naranja mecánica y 2001: Una odisea del espacio.
