Desde La bruja de Robert Eggers, con su atmósfera opresiva y su inquietante retrato del aislamiento y la paranoia hasta Hereditary de Ari Aster, que combina de manera magistral el drama familiar con el terror sobrenatural, pasando por El mensajero del último día, una película subestimada, disponible en Disney+, que explora el miedo a lo desconocido y la locura, en las dos últimas décadas, varios filmes han elevado el estándar del cine de horror con sus narrativas complejas y su dirección audaz.
Sin embargo, hay una película de terror del 2002 que, incluso 22 años después de su estreno, sigue produciendo escalofríos en quienes se atreven a verla. Su capacidad para mantener una atmósfera de tensión constante y su narrativa envolvente hacen que esta película continúe siendo una de las más espeluznantes de la memoria reciente. A diferencia de otros filmes que pierden su impacto con el tiempo, esta joya del horror conserva su capacidad de asustar, manteniendo su eficacia en el género.
Basada en el libro de John Keel, Mensajero de la oscuridad sigue a John Klein, interpretado por Richard Gere, un reportero que se encuentra investigando una serie de eventos sobrenaturales en una pequeña ciudad de Virginia Occidental. Lo que comienza como una investigación periodística se convierte rápidamente en una pesadilla cuando Klein se enfrenta a visiones aterradoras y a la misteriosa figura del Hombre Polilla, una entidad que parece presagiar desastres inminentes.
Richard Gere y el Hombre Polilla: el legado espeluznante de ‘Mensajero de la oscuridad’
La película, dirigida por Mark Pellington, destaca no solo por su narrativa intrigante, sino también por su capacidad para crear una atmósfera cargada de tensión y misterio. La interpretación de Richard Gere es convincente y aporta una profundidad emocional a la historia, mientras que la dirección de Pellington utiliza el sonido y la cinematografía de manera experta para incrementar el suspenso.
A pesar de los efectos visuales llamativos, Pellington mantiene los efectos de la criatura al mínimo, lo cual es parte del diseño general de la historia. El punto no es el Hombre Polilla, sino lo que significa para aquellos que lo han visto. En un momento crucial del relato, John llega a una encrucijada emocional debido a sus experiencias inusuales y toma una decisión que, de manera efectiva, resuelve su historia personal.
Por supuesto, siendo esta una película del siglo XXI, también debe haber un gran clímax, que está impresionantemente organizado y editado para un impacto visceral real, aunque su impacto emocional se vea atenuado por un poco de premonición demasiado obvia hacia la mitad de la película. No obstante, Mensajero de la oscuridad logra mantener a los espectadores al borde de sus asientos, jugando con sus miedos más profundos y ofreciendo una experiencia espeluznante.