Dragon Ball lleva casi cuatro décadas de vida, en los que se han contado toda clase de historias y se han presentado una infinidad de personajes. Con tantos rostros tan icónicos dentro de cada entrega del anime, como Dragon Ball Z y Dragon Ball GT, Akira Toriyama tuvo que tomar inspiración de todos los lugares posibles para crear a Goku, Vegeta y el resto de los guerreros
Por ejemplo, para ciertos personajes, el mangaka se basó en demonios para darles un nombre, mientras que encontró en una película de Disney las ideas que necesitaba para imaginar a Majin Buu. Más aún, Freezer fue pensado en una figura japonesa de la vida real que Toriyama consideraba la "peor clase de personas" y le ocasionaba pesadillas.
Para concebir a uno de los personajes más representativos de todo el anime, cuya historia no podría ser la misma sin su ausencia, Toriyama se basó en la leyenda de un monje que sí existió. Aunque el mangaka no tomó como referencia su imagen, Toriyama escogió que esta figura de Dragon Ball representara la personalidad y los valores del monje.
El personaje de Bulma nació del monje Xuanzang, cuyo relato está plasmado en la novela china de "Viaje al Oeste", publicada en el siglo XVI que es autoría de Wu Cheng’en. En el libro se describe el viaje que hace Xuanzang de China a India para conseguir unos textos religiosos con la capacidad de dar fin a un debate sobre la interpretación de sus enseñanzas.
¿Y qué tienen en común un monje chino con Bulma? Toriyama se inspiró en la misión de Xuanzang para darle un sentido a la chica de cabello azul. Tal como el monje tiene el propósito de recuperar una serie de textos budistas originales, Bulma está tratando de encontrar las Esferas del Dragón. En su camino, ella invita a Goku y más personajes a unírsele, tal y como lo hizo el monje en la vida real.