Para convertirse en un jinete de dragón, se requiere una combinación de habilidades, entrenamiento y la capacidad de formar un vínculo especial con el dragón. Los dragones son criaturas inteligentes que pueden ser entrenadas para servir como monturas de batalla y entender comandos vocales. Sin embargo, debido a su naturaleza caprichosa, es crucial entrenarlos adecuadamente para evitar que causen destrucción indiscriminada. Este entrenamiento no solo implica enseñarles a obedecer comandos, sino también manejar su instinto agresivo y su capacidad destructiva.
Los métodos de control varían dependiendo de la tradición y la cultura. Los antiguos señores dragón de Valyria utilizaban hechizos de control y cuernos mágicos para manejar a sus dragones. Los Targaryen, por su parte, empleaban comandos y látigos. A diferencia de los caballos, un dragón reacciona al látigo de manera instintiva para atacar: si es golpeado en su lado derecho, girará hacia la derecha. Este conocimiento es crucial para cualquier aspirante a jinete de dragón, ya que un malentendido en las técnicas de control puede resultar en catástrofe.
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El equipamiento también juega un papel fundamental en la monta de dragones. Los jinetes suelen montar sus dragones utilizando sillas de montar especiales. Estas sillas están equipadas con cadenas que se atan al cinturón del jinete para mayor seguridad, aunque algunos optan por no usar estas cadenas y dejarlas colgando. Además, es posible montar sin silla, ajustando las piernas alrededor del lomo o el cuello del dragón. La elección del equipamiento y la técnica de monta depende de la preferencia personal del jinete y la naturaleza del dragón.
La vinculación entre un dragón y su jinete es esencial y puede ocurrir a cualquier edad. Una vez que un dragón se ha vinculado con su jinete, no permitirá que nadie más lo monte mientras su jinete esté vivo. Esta vinculación es tan fuerte que, aunque una persona intente montar el dragón familiar de otro jinete, será rechazado violentamente. Este aspecto resalta la importancia del vínculo personal y exclusivo entre el dragón y su jinete.
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Se cree que la herencia valyria juega un papel en la capacidad de vincularse con un dragón. En la antigua Valyria, las familias de señores dragón solían casarse entre hermanos para mantener la pureza de su linaje. Los dragones también tienen que aceptar el vínculo con el jinete pues han habido múltiples casos en que un descendiente de valyria realiza todos los pasos para la vinculación y el dragón lo rechaza. Esto demuestra que, aunque la sangre valyria puede ser un factor, no garantiza el éxito en la vinculación con un dragón.
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Finalmente, una antigua costumbre entre los Targaryen era colocar huevos de dragón en las cunas de sus hijos para asegurar la vinculación con dragones desde una edad temprana. Mientras los dragones vivieron, la mayoría de estos huevos eclosionaron. Después de la muerte del último dragón en 153 a.C. esta práctica continuó, aunque sin éxito en la eclosión de los huevos. Esta tradición subraya la importancia de la preparación temprana y la esperanza de mantener viva la conexión con los dragones, incluso en tiempos de su ausencia.
