En el mundo moderno del streaming, con plataformas como Disney+, Max, Amazon Prime Video y Netflix, la forma en la que solía medirse el éxito de una serie ha ido cambiando. En la actualidad, los servicios digitales tienen la posibilidad de conocer a profundidad las conductas de sus usuarios, dándoles información clara y precisa sobre lo que les gusta y lo que no.
A pesar de los avances en tecnología, la televisión continúa siendo un elemento básico del entretenimiento desde hace décadas. Incluso, con la llegada de los servicios de transmisión, se ha vuelto más popular que nunca. Ya sea que estés sintonizando una transmisión en vivo o un episodio, la televisión tiene una forma de cautivar a las audiencias y atraerlas hacia las vidas e historias de los personajes en pantalla.
Aunque cualquiera podría pensar que hoy, gracias a Bridgerton y House of the Dragon, las series son más vistas que antes, en realidad, existe un episodio que supera a cualquier otro. Este capítulo que se estrenó hace cuatro décadas es el más sintonizado de todos los tiempos, una marca que ni siquiera los programas de Netflix y Max pueden superar. A veces, los clásicos son tan fuertes que no pueden ser vencidos.
En 1983, un récord se estableció en la televisión con la emisión del último episodio de M*A*S*H. La serie que se transmitía por el canal CBS logró que una audiencia de 105 millones de espectadores se reuniera al mismo tiempo para ver el final de una historia que tenía como escenario la Guerra de Corea. Hasta la fecha, ni producciones como Breaking Bad, Succession o Euphoria han podido destronar a la serie que comenzó en la década de los setenta.
Titulado "Adiós, despedida y amén", el episodio que cerró la historia de M*A*S*H fue tan esperado que los espacios publicitarios para comerciales de 30 segundos se vendieron por 450 mil dólares, un costo superior a los del Super Bowl de ese año. Sin embargo, lo más sorprendente (de acuerdo con The Washington Post) es que un millón de espectadores, sólo en la ciudad de Nueva York, decidieron usar el baño hasta después de que se terminó el programa, todo para no perderse ningún momento del final.