El cuarto episodio de la segunda temporada de La casa del dragón nos dejó a todos impactados. Y no fue simplemente por la increíble batalla de Reposo de Grajo, sino que el capítulo termina en tremendo cliffhanger que no nos va a dejar pensar en otra cosa durante el resto de la semana. Y es que esa última escena en donde vemos a Aegon y a Sunfyre caer y a un confundido Ser Criston Cole ver a Aemond junto a su hermano con intenciones dudosas nos dejó a todos con muchas interrogantes.
Gracias a que la serie de House of the dragon está basada en la novela de Fuego y Sangre de George R.R. Martin, podemos resolver algunas de las dudas que quedaron del episodio. Así que todos aquellos fanáticos de Aegon II (si es que existen) pueden estar tranquilos pues este no es el final del joven rey. No muere por las heridas provocadas durante el enfrentamiento de dragones y mucho menos a manos de su tuerto hermano Aemond, de hecho me arriesgaré a decir que será el príncipe quien lo ayude a regresar a la capital.
Lo que podemos asegurar con certeza es que este enfrentamiento que tuvieron los Targaryen dejará graves secuelas tanto en Aegon como en Sunfyre. Como consecuencia del enfrentamiento, el joven rey sufrió quemaduras en gran parte de su cuerpo además de que se le rompieron varios huesos, por lo que tiene que ser trasladado de urgencia a King's Landing en donde es atendido por los mejores maestros de la ciudadela quienes logran salvar su vida.
Por su parte, Sunfyre es quien quizás se llevó la peor parte pues al enfrentarse a una dragona tan experimentada en combate como lo era Meleys, probablemente habría muerto si no hubiera sido por la intervención de Vhagar.
El dragón de Aegon -que es descrito en los libros como el más hermoso de todos, debido a que sus escamas relejaban los rayos del Sol haciéndolo parecer como hecho de oro- quedó desfigurado tras el combate, además de que se le rompe una de sus alas por lo que tiene que quedarse en Reposo de Grajo durante un periodo pues no puede volar.
Desgraciadamente para los fanáticos de La Casa del Dragón, este no es el final de Aegon, pero sí es un punto de inflexión en el desarrollo de la trama porque el dolor y la humillación que sufrió el rey no se recuperan tan rápido como sus lesiones físicas. El enfrentamiento deja en Aemond una gran cantidad de heridas físicas y mentales que lo volverán más cruento durante el desarrollo de la guerra.