Sin James Cameron, tal vez jamás Arnold Schwarzenegger se habría convertido en la gran estrella de Hollywood que es. Gracias a su papel como el androide T-800 en Terminator, el llamado "Governator" se hizo una de las figuras más importantes del cine de la década de los ochenta y noventa, que continuaría por décadas en la aclamada franquicia de acción y ciencia ficción.
Tras el increíble resultado en taquillas de la primera entrega de Terminator, fue inevitable que la segunda parte llegara años más tarde. Terminator 2: El juicio final se estrenó en 1991 donde Schwarzenegger volvería a dar vida al T-800, quien ahora se convertiría en un héroe al cuidado de un joven John Connor.
Durante la planeación, el también director de Avatar: El camino del agua no estuvo de acuerdo con algunas de las ideas que Arnold Schwarzenegger tenía para la secuela de Terminator. Cuando el mortal T-1000, interpretado por Robert Patrick, entra en escena, el T-800 necesita encontrar una manera de proteger a Sarah Connor (Linda Hamilton), incluso a pesar de haber intentado matarla durante todo Terminator, algo en lo que Schwarzenegger no estaba de acuerdo.
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En una entrevista con Deadline, el actor de Mentiras arriesgadas reveló que en un principio insistió en que Terminator siguiera matando a lo largo de la película, pero Cameron lo rechazó. "La razón por la que se convirtió en un gran éxito fue Jim Cameron. A él se le ocurrió esta brillante idea, aunque al principio yo tenía mis dudas. Él dijo: 'Quiero convertirte en un buen Terminator'", contó Schwarzenegger.
"Pregunté: '¿Qué quieres decir con un buen Terminator?' En la primera estaba matando a 68 personas. En la segunda tengo que matar 150", mencionó Schwarzenegger sobre lo que quería que ocurriera en Terminator: El juicio final. "Dije que toda mi misión era ser el número uno en matar cantidades de personas en la pantalla. Él dijo: 'Arnold, basta. Eres un tipo muy enfermo. Me aseguraré de que en Terminator 2 no mates a una sola persona", recordó el actor austriaco sobre lo que pensó era la cosa más tonta que había escuchado.
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"¿Cómo puede ser Terminator 2 sin que yo mate a nadie?", fue la pregunta que se hizo a sí mismo entonces. Aunque Schwarzenegger odiaba originalmente el giro positivo de Terminator, la idea de que el T-800 fuera un héroe fue una jugada brillante, añadiendo profundidad a una máquina asesina robótica. La cinta terminó recaudando más de 500 millones de dólares, uno de los mayores éxitos de la franquicia.
