¿Qué podrían tener en común Luis Buñuel, Sean Penn y Timbiriche? A primera vista, parece una pregunta desconcertante, dado que estos nombres pertenecen a mundos artísticos muy diferentes. Luis Buñuel, el influyente cineasta español, es conocido por su trabajo surrealista que desafió las normas sociales y cinematográficas con obras maestras como Un perro andaluz, Los olvidados y Bella de día.
Sean Penn, por otro lado, es un actor y director estadounidense con una carrera que abarca más de cuatro décadas. Ganador de dos premios Oscar por sus actuaciones en Río místico y Milk, Penn es reconocido tanto por su versatilidad en la pantalla como por su compromiso político y social fuera de ella.
Timbiriche, el icónico grupo musical mexicano, debutó en los años 80 y rápidamente se convirtió en un fenómeno cultural con éxitos como “Tu y yo somos uno mismo”. Aunque sus caminos parecen dispares, Buñuel, Penn y Timbiriche fueron seducidos, en distintos momentos, por una lujosa y atractiva mansión ubicada en la Ciudad de México.
Sobre la antigua avenida Rocafuerte (ahora Homero) con el N° 1109, entre las calles dedicadas a Edgar Allan Poe y Pedro Calderón de la Barca, en Polanco, se edificó en la década de 1940 una majestuosa residencia, cuyo propietario original fue Maximino Ávila Camacho, militar y político, y hermano mayor del expresidente Manuel Ávila Camacho.
El palacio de Polanco que fascinó a Luis Buñuel, Sean Penn y Timbiriche
Este palacio, como lo definía Buñuel, ocupaba media manzana, es decir, 5400 m², incluido el jardín que albergó una fuente oval, un enorme pórtico y un gran salón que fue uno de los escenarios principales de El ángel exterminador. Las paredes de mármol puro contribuyeron a una atmósfera que equilibraba el minimalismo del material con la saturación decorativa elegida por Buñuel.
El ángel exterminador, estrenada en 1962 y protagonizada por Silvia Pinal, Enrique Rambal y Jacqueline Andere, entre otros, narra la historia de un grupo de burgueses que, tras asistir a una cena en una lujosa mansión, se encuentran inexplicablemente incapaces de abandonar la habitación en la que se encuentran. A medida que los días pasan, las convenciones sociales se desintegran y los personajes revelan sus verdaderas naturalezas.
La casa juega un papel crucial en la trama, siendo el marco que da sustento a los extraños sucesos. Aunque muchas de las tomas interiores se hicieron en los estudios Churubusco, los exteriores y el vestíbulo principal corresponden completamente a la mansión de Ávila Camacho, incluso, los magníficos encuadres del director de fotografía, Gabriel Figueroa, capturan la sorprendente fastuosidad de la construcción.
En 1983, la casa Ávila Camacho se convertiría nuevamente en locación cinematográfica para la película El juego del halcón, dirigida por John Schlesinger. Esta cinta, basada en una historia real, sigue la vida de dos jóvenes estadounidenses, Christopher Boyce (Timothy Hutton) y Daulton Lee (Sean Penn), que se involucran en un caso de espionaje vendiendo secretos de la CIA a la Unión Soviética. La mansión fue utilizada como la sede de la embajada de la URSS en la película, aportando una atmósfera de lujo y decadencia que contrasta con la tensión política y la traición que permea la trama.
Cuatro años más tarde, en 1987, la casa volvió a ser el centro de atención, esta vez en el ámbito musical. El famoso grupo mexicano Timbiriche, que en ese entonces estaba en la cima de su popularidad, utilizó la majestuosa residencia como escenario para el videoclip de su exitoso sencillo “Si no es ahora”. El videoclip aprovechó los espléndidos interiores de la mansión para crear una atmósfera romántica y nostálgica.
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