En el ranking semanal de lo más visto en Netflix usualmente llegan a aparecer series o películas que ni siquiera teníamos en nuestro radar, pero que por alguna razón comienzan a tener un masivo éxito alrededor del mundo, convirtiéndose en tendencia. Tal es el caso de En las profundidades del Sena, cinta francesa protagonizada por Bérénice Bejo y dirigida por Xavier Gens.
Sous la Seine, titulada así en su idioma original, nos transporta al corazón de París, en el verano de 2024. Los parisinos acogerán por primera vez el Campeonato Mundial de Triatlón anual, una competición de natación en el legendario río Sena. Sin embargo, los planes están a punto de cambiar cuando el activista ambiental Mika nota una extraña perturbación en el río, alertando a la científica Sophia de que un gran tiburón nada en las profundidades del río Sena. Como todos habremos de imaginarnos, el terror invade a la sociedad, haciendo que la competencia se convierta en una lucha por la supervivencia.
Desde Tiburón de Steven Spielberg, hemos tenido un gran número de cintas de terror y suspenso en las que estas especies marinas han sido retratadas como criaturas despiadadas y sedientas de sangre, cuando la realidad es muy diferente. Por ejemplo, el fundador del Phocéen Shark Study Group, Nicolas Ziani, especialista en ictiología marina, aseguró que la premisa de la película es simple y sencillamente escandalosa: “Es una vergüenza. Es un apocalipsis cognitivo. Es una noticia casi falsa. Estamos importando un problema que nunca existió en Francia. Megalodón, con Jason Statham, es casi más coherente.”
El experto confirma que existen especies eurihalinas, que toleran variaciones de agua salada y distintas temperaturas, como el tiburón toro, y que sólo en ocasiones pueden atacar al ser humano: “El gran tiburón blanco es una especie extremadamente sensible: no sobreviviría dos días en las aguas del Sena, ni siquiera sin contaminación. Esta película da una imagen de catastrofismo que roza la demencia. No tiene credibilidad científica, incluso si rodea su tema con un vago mensaje ecológico, casi del orden de la propaganda."
"El peligro de los tiburones está muy sobreestimado. En el biotopo francés existen 75 especies de tiburones que no suponen ningún peligro para el ser humano. El colosal presupuesto de 20 millones de euros [para la producción del filme] podría haber servido a la causa de los tiburones en lugar de perjudicarlos. Mientras tanto, la investigación para comprender mejor a nuestros tiburones franceses está en agonía durante este periodo”, expresó Nicolas Ziani, sumamente molesto con lo retratado en la película de Xavier Gens.
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