Desde finales de los años 90 Keanu Reeves es conocido a nivel mundial por ser una de las figuras principales del cine de ciencia ficción con Matrix, de las hermanas Wachowski. Inmortalizado como Neo junto a Carrie-Anne Moss como Trinity, el actor canadiense consiguió un lugar muy querido entre los espectadores y su estatus como estrella incrementó aún más con el inicio de la saga John Wick.
Al interpretar al entrañable asesino en la saga de Chad Stahelski, Reeves se consagró como una figura central del cine de acción, a la par de Tom Cruise, y su filmografía pasó a ser conocida principalmente por estos dos títulos. Sin embargo, el también rockstar ha participado en otros géneros y películas, trabajando al lado de cineastas reconocidos no sólo por los blockbusters, sino también por el cine de autor.
Durante el mismo año que protagonizó Punto de quiebre y antes de que llegara a la cima del éxito con la primera entrega de Matrix, Keanu Reeves estelarizó una cinta de Gus Van Sant en 1991 que lo llevó a interpretar uno de sus papeles más trágicos. Retomando una obra de William Shakespeare, el cineasta estadounidense proyectó en la pantalla grande una película LGBTQ+ con una de las mejores actuaciones de los años 90.
Keanu compartió créditos con River Phoenix, el hermano mayor de Joaquin Phoenix, en My Own Private Idaho, donde interpretó a Mike Waters, un joven que se prostituye junto a otros hombres en las calles de Portland, entre ellos Scott Favor (Reeves). Mike sufre de narcolepsia y el recuerdo de su madre, quien está ausente desde hace años, es lo que dispara su condición, así que se embarca en un viaje por el medio oeste de Estados Unidos y Roma en compañía de su amigo para reencontrarse con ella.
A lo largo del camino, Scott y Mike se separan por una razón muy peculiar y es lo que convierte a My Own Private Idaho en un clásico del cine gay. Phoenix ganó el premio al Mejor actor durante el Festival de Venecia y es considerada una de las mejores películas dentro de las filmografías de ambos actores, en la que también apareció Flea y que además tiene uno de los finales abiertos más conmovedores de las historias LGBTQ+ en el cine.