El cine de acción exige a los actores un entrenamiento riguroso, abarcando técnicas de combate cuerpo a cuerpo y el manejo de armas. Este proceso no sólo requiere habilidades físicas sobresalientes, sino también una dedicación constante y una capacidad para adaptarse rápidamente, así como lo han demostrado Keanu Reeves (en Matrix y John Wick), Charlize Theron (en Atómica) y recientemente Anya Taylor-Joy (en Furiosa).
Otro ejemplo notable es el de Saoirse Ronan en Hanna, un intenso thriller de acción que puedes disfrutar en Netflix. A sus 16 años, la talentosa actriz irlandoestadounidense interpretó el papel de Hanna, una niña criada en el aislamiento primitivo de los desiertos nevados de Finlandia. Su único acompañante es un hombre llamado Erik (Eric Bana), quien actúa como su padre. Su preocupación por ella es evidente, pero va más allá del bienestar emocional y físico; Erik tiene una obsesión con la educación y el entrenamiento militar.
Saoirse Ronan en ‘Hanna’: ¿Cómo se prepara una joven para convertirse en asesina?
Erik somete a Hanna a un riguroso programa de entrenamiento militar desde una edad temprana. Le enseña diversas estrategias de combate, supervivencia en condiciones extremas y habilidades tácticas necesarias para enfrentar cualquier tipo de conflicto, por más violento que sea. El propósito de este entrenamiento es dotarla de la capacidad y la fortaleza necesarias para lidiar con situaciones de extrema peligrosidad.
Para este papel, la actriz de Atonement y Desde mi cielo se sometió a un intenso entrenamiento. Durante dos meses, Ronan se preparó rigurosamente para convertirse en una creíble asesina adolescente. "Fue riguroso, pero fue genial", comentó Ronan hace una década en entrevista para MTV. Aprendió habilidades nuevas como el combate con cuchillos y palos, el manejo de armas de fuego y artes marciales.
Bajo la dirección del coordinador de acrobacias Jeff Imada (con mucha experiencia en películas como Rápidos y furiosos 7, Bourne: El ultimátum y Tren Bala) se diseñó un estilo de lucha específico basado en su fuerza, energía y tipo de cuerpo. Este entrenamiento no solo mejoró sus habilidades físicas, sino que también cambió la manera en que se movía y se mantenía. “Me sentía más fuerte después de unas pocas semanas. Fue increíble”, añadió Ronan.
Los métodos de Erik, aunque brutales, tenían un propósito claro: entrenar a Hanna en el arte del asesinato para que pudiera vengarse de Marissa Wiegler (Cate Blanchett), quien arruinó sus vidas. Ronan comentó sobre la presión que sintió para desempeñar este papel tan exigente: “Quería dar lo mejor de mí. Soy un poco perfeccionista, así que me esforcé mucho”, concluyó la actriz de Lady Bird y Mujercitas.
El esfuerzo de Ronan se reflejó en las escenas de acción, especialmente en aquellas que compartió con Eric Bana. En una de las primeras escenas, ambos personajes luchan sin contenerse en un campo de nieve. Ronan recuerda que el actor de Troya y Munich se contuvo, pero recibió una motivación adicional para darlo todo: “Tenía una pequeña voz en mi oído, quizás era la del director, Joe Wright, no lo sé, y dijo: '¡Hazlo! ¡Solo hazlo!' Así que lo hice”. Al final, Ronan disfrutó la experiencia, incluso bromeando sobre su enfrentamiento con Bana: “¡Fue divertido patear el trasero de Hulk!”, comentó entre risas.
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