20 largos años han pasado desde que Daniel Radcliffe se convirtió en el mago más famoso gracias a Harry Potter y la piedra filosofal. El británico saltó a la fama con apenas 11 años siendo el protagonista de la saga de magia y hechicería de J.K. Rowling, y desde entonces, se volvió uno de los rostros más populares del planeta entero. Aunque ha transcurrido mucho tiempo, Radcliffe siempre será recordado como Harry Potter.
Por 11 años, Radcliffe se puso en la piel de Potter para interpretar toda clase de aventuras en la búsqueda por derrotar al Señor Tenebroso. Aunque las escenas de magia en la gran pantalla fueron impresionantes, el detrás de cámaras no siempre resultaba tan divertido como parecía. De hecho, existía un par de secuencias que no sólo Radcliffe odiaba filmar, sino que a Tom Felton le molestaba también.
Fue en una conferencia de prensa, luego de la conclusión de la serie de películas, que tanto Radcliffe como Felton coincidieron en que estaban felices de haber dejado de grabar ciertas escenas. "No es una experiencia agradable, duele mucho y no es algo por lo que me apresuraría a volver a hacerlo", dijo el también actor de La dama de negro sobre las complicadas secuencias que detestaba hacer aunque a los fanáticos les encantaban.
"El Quidditch ciertamente es de las cosas menos divertidas que he hecho en 'Harry Potter'", reveló Radcliffe acerca del deporte más famoso del mundo mágico. Casi en todas las películas de la franquicia, Radcliffe tuvo que filmar escenas de Quidditch montando una escoba, y aunque a los potterheads les encantaban los momentos llenos de adrenalina en el campo, al actor le parecían insoportables.
"¡Me alegro mucho de no haberlo hecho desde la segunda película!", fueron las palabras de Felton quien por última vez apareció jugando Quidditch en Harry Potter y la Cámara Secreta cuando su personaje se vuelve el "Buscador" de la casa de Slytherin. Probablemente, nadie en el reparto disfrutaba de grabar escenas en el aire.
No es de extrañar que rodar estas escenas llenas de acción fuera desagradable para los jóvenes actores. Como muchas otras producciones, Harry Potter también incluyó pantallas verdes y CGI, donde los actores a menudo tenían que mantenerse en sus posiciones durante largos períodos de tiempo. Además, era necesario repetir las mismas tomas una y otra vez, algo que les resultaba sumamente tedioso y doloroso.