Cuando se trata de trasladar de la literatura al cine una obra de las dimensiones de El señor de los anillos, no hay duda en que el reto es grande. Para adaptar este épico relato de la Tierra Media Peter Jackson y su equipo de producción tuvieron que recurrir a más fuentes de inspiración que sólo la original escrita por J.R.R. Tolkien especialmente para representar a los hobbits como Frodo, Sam y compañía. Pocos saben que un clásico de Disney de 1959 fue la fuente de inspiración ideal para trasladar a estos seres fantásticos del libro a la gran pantalla.
Aunque los personajes de Elijah Wood, Sean Astin y demás miembros de la comunidad Hobbit tienen una apariencia muy humana en cuanto a las dimensiones son mucho más pequeños. Lograr representar de forma convincente su interacción con personajes de tamaño humano promedio fue un obstáculo que los creadores de esta trilogía lograron sortear gracias a El cuarto deseo.
Con Albert Sharpe en el papel principal de Darby O' Gill la película nos lleva por la historia de un hombre que combina su ingenio con el Rey de los Leprechauns o duendes, Brian (Jimmy O'Dea). Entre otras cosas, Darby tiene el deseo de emparejar a su hija Katie (Janet Munro) con el joven Michael McBride (Sean Connery) por lo que buscará unir fuerzas con el tramposo Rey de los Duendes quien no está dispuesto a ocuparse de estas trivialidades tan fácilmente.
Para El cuarto deseo, el director Robert Stevenson y el departamento de efectos especiales trabajaron intensamente para encontrar la técnica que permitiera una ilusión creíble en la interacción de personajes de tamaños tan distintos. El cineasta y sus especialistas concluyeron que el método perfecto no existía por lo que recurrieron a una combinación de efectos e ilusiones que dieron un resultado más realista.
El juego de la perspectiva y la línea de visión
El pilar principal que utilizaron para esta película disponible en Disney+ consistía en el uso de perspectivas forzadas. Los escenarios se construyeron de manera que el actor de Darby pusiera estar cerca de la cámara mientras que el intérprete del Rey Brian estaba 4 veces más lejos rodeado de escenarios sobredimensionados.
Como imaginarás el reto aquí consistía en que la línea de visión de los actores no delatara el truco por lo que el punto hacia donde miraban al interactuar debía ser meticulosamente calculado y coreografiado, un truco como el de los dobles de acción en las peleas. Además se construyó un segundo estudio muchísimo más largo para grabar estos momentos y una cámara con la capacidad de capturar ambos sets de manera perfectamente integrada.
Como detalle extra usaron pinturas detalladas, marionetas de efectos, proyecciones traseras y muchos espejos para crear la ilusión de personas pequeñas rodeadas por edificios aparentemente gigantescos. Esta combinación de técnicas hizo que El cuarto deseo fuese elegida en 2017 como una de las 70 películas con efectos más influyentes de todos los tiempos.
Del clásico de los 50's a la Tierra Media
Resulta que Randal William Cook, el especialista detrás de los efectos de películas como La cosa de otro mundo, Cazafantasmas y obviamente la trilogía de El Señor de los Anillos fue fan de El cuarto deseo. En una entrevista con VDX Voice reveló que este clásico de Disney fue una de las razones que lo llevaron a convertir los efectos visuales en su profesión siendo una gran inspiración para él.
Para el colaborador de Peter Jackson, la magia de esta cinta sucede cuando los Leprechauns bailan alrededor de Darby ya que, con el uso hábil de la perspectiva forzada, la escena en verdad "confunde la mente". Cuando llegó el momento de grabar la trilogía protagonizada por Viggo Mortensen, Cook y Jackson siguieron el ejemplo de aquella inspiradora obra pero a una escala mucho mayor e incluso agregaron algunas referencias sutiles a El cuarto deseo como la apariencia de los Nazgûl que recuerdan a la siniestra Banshee, un fantasma oscuro que hace temblar la vida de Darby O'Gill.