Desde el estilo audaz e inquietante de Häxan, dirigida por Benjamin Christensen, hasta la fascinante reconstrucción histórica que Robert Eggers hizo en The Witch, pasando por la innovadora El proyecto de la bruja de Blair, la brujería ha sido una especie de llave maestra en la narración cinematográfica. Tan antiguas como las propias historias de fantasmas, las brujas son seres legendarios conocidos por usar la magia para abusar y manipular a los simples mortales.
Desde su estreno en 1993, Hocus Pocus, una peculiar película de Kenny Ortega, ha disfrutado de un éxito continuo y un cariño duradero por parte del público. Aunque inicialmente no fue un gran éxito de taquilla y en 2022 contó con una secuela que no estuvo a la altura de la original, con el tiempo se ha convertido en un clásico de culto, especialmente valorado durante la temporada de Halloween.
‘Hocus Pocus’ y su eterno encanto otoñal
Protagonizada por Bette Midler, Sarah Jessica Parker y Kathy Najimy, este filme cuenta la historia de tres brujas del siglo XVII resucitadas en la Salem moderna, donde deben adaptarse a la nueva era mientras planean continuar con sus travesuras mágicas. Su encanto reside en la mezcla única de humor, horror ligero y la química entre las protagonistas, lo que hace de Hocus Pocus una imprescindible durante el otoño.
La película no pretende subvertir las normas tradicionales de Disney, ni busca ser una obra oscura o transgresora. De hecho, su encanto radica precisamente en su atmósfera etérea y atemporal. Sin embargo, se distingue por su singularidad. Es como si Disney decidiera vestirse de Halloween y, bajo ese disfraz, se permitiera algunas licencias audaces.
El encanto de las brujas se entrelaza con un cúmulo de ligerezas y sutilezas provocadoras: desde atraer niños a su guarida y absorber su vida, hasta usar sus poderes para repeler a los adversarios. Este ambiente se intensifica con escenarios sombríos y objetos como un libro mágico forrado en piel humana. Además, el maquillaje extraordinariamente grotesco transforma a Doug Jones, conocido por su papel en La forma del agua de Guillermo del Toro, en un zombi inolvidable.
El director de fotografía Hiro Narita, conocido por su trabajo en Rocketeer, sumerge la película en tonos terrosos de otoño, salpicados ocasionalmente por sombras atmosféricas y teatrales. Kenny Ortega, quien coreografió Dirty Dancing y dirigió la película High School Musical, transforma estos elementos en una serie de gags y bromas estridentes, explotando su instinto al ritmo de la música vibrante y rítmica.
Las hermanas Sanderson, encarnadas con vehemencia por Midler, Najimy y Parker, dominan cada escena con su enérgica presencia. Su actuación es teatral, como si cada una estuviera tratando de captar la atención en un escenario de teatro independiente únicamente con su carisma. Esta exuberancia camp, que Ortega inyecta en el guion, forma el encanto distintivo de Hocus Pocus. La película es ruidosa, peculiar y orgullosamente atípica, manejando su ironía sin caer en la parodia.