No hay nadie sobre la faz de la Tierra que no haya oído hablar de Titanic. Ya sea que les haya tocado vivir el fenómeno de la película en cines, que la hayan visto en casa, o que simplemente estén familiarizados con la cinta, el punto es que todo mundo, a mayor o menor medida, sabe del impacto que el filme de James Cameron ha dejado en la cultura pop. A final de cuentas, estamos hablando de la cuarta película más taquillera de todos los tiempos.
Titanic está plagada de escenas memorables, y una de ellas, es el primer encuentro romántico que Jack y Rose tienen en el almacén del barco. Los dos protagonistas, escondidos entre las cajas y coches almacenados en el barco, se funden en un apasionado acto de amor. Una vez que Rose pone su mano sobre el cristal empañado, dejando la huella de su palma, esa escena pasó a convertirse en uno de los momentos más sexys, en la historia del cine.
Y puede que la frase “nada es más fuerte que el amor” esté llena de verdad, pues más de dos décadas después del rodaje de Titanic, la icónica huella de la mano de Kate Winslet, sigue marcada sobre la superficie del vidrio del auto. De hecho, fue el propio James Cameron quien compartió la curiosa foto, a través de sus redes sociales.
Sin embargo, no todo es tan hermoso como parece, pues la huella no ha perdurado por tantos años, por simple magia o casualidad. De acuerdo con declaraciones del director, el cristal fue rociado con un aspersor especial, previo al rodaje, para garantizar que la marca se conservara durante más tiempo de lo normal, permitiéndoles así, a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, rodar su mítica escena cuantas veces fueran necesarias, sin mayor problema.