Cada gran mente tiene su propio proceso de creación. Mientras que para algunos como James Cameron lo mejor es desarrollar su propia tecnología, para poder llevar a cabo la franquicia de Avatar, otros como Akira Toriyama prefieren optar por vías más efectivas para avanzar más rápido y así no hacer esperar mucho tiempo a los impacientes fanáticos de Dragon Ball.
Crear un universo tan grande y vasto repleto de detalles únicos como el de Dragon Ball no fue cosa fácil. A la fecha el mundo de los Saiyajin sigue expandiéndose con la próxima llegada de Dragon Ball Daima a la pantalla chica, justo a tiempo para celebrar el 40 aniversario del debut del manga. Para hacerse la vida más fácil como ilustrador, Toriyama tuvo que desarrollar sus propios métodos y tomar atajos muy ingeniosos.
Hacer que el cabello de los Super Saiyajin fuera rubio en el manga no fue sido la única manera en la que el ilustrador logró ahorrarse muchas horas de arduo trabajo, ya que era más fácil dejarlos en blanco y negro que darles color. De hecho, Akira Toriyama encontró más formas de economizar su tiempo frente al lápiz y papel, en especial, con los escenarios en los que ocurrían las épicas batallas de Dragon Ball.
La realidad es que Toriyama no sólo tuvo una gran imaginación para crear personajes e historias en Dragon Ball, sino que también encontró más caminos para no perder su valioso tiempo dibujando. De acuerdo con el fallecido mangaka, un problema surgió al darse cuenta de que si sus asistentes demoraban demasiado ilustrando los escenarios, él tenía que ayudar. Para hacerlo más simple y sencillo, Toriyama optó por destruir los escenarios y no emplear largas horas pintando paisajes y ciudades. Esto no haría sospechar a los fanáticos ya que la estrategia iba en línea por completo con las peleas explosivas.
Al inicio de Dragon Ball, Toriyama solía utilizar fondos intrincados y llenos de detalles, ya que podían usarse para complementar las acciones y movimientos de un personaje. Sin embargo, más tarde el mangaka descubrió que algo tan específico era una más una molestia que una ganancia. Con tantos detalles, integrar los personajes a los escenarios era una labor agotadora y exhaustiva, por lo que le a Toriyama le fue más conveniente reemplazar los fondos complejos con escenas destructivas que requerían muchos menos trazos y manos. Vaya forma de pensar de Akira Toriyama.