Prepararse para un papel requiere de esfuerzo físico y mental. Si bien en ocasiones los actores someten sus cuerpos a cambios impresionantes, como lo han hecho Hugh Jackman, Zac Efron y Henry Cavill, otras veces necesitan alguna clase de entrenamiento especial para poder conectarse con el personaje. Por ejemplo, para aparecer como Joker en Escuadrón Suicida, Jared Leto enviaba ratones muertos a sus compañeros de set.
Así le ocurrió en una de las mejores películas de aventuras de los últimos 40 años, en la que el protagonista tuvo que aprender a hacer lo impensable para encarnar a su personaje con la mayor realidad posible. Su experiencia fue tan extrema que durante los cuatro meses de rodaje, apenas si pudo conciliar el sueño, y a causa de pasar muchas horas despierto, comenzó a tener alucinaciones.
Estrenada en 1992, esta obra cinematográfica tiene todo lo que una película de aventuras puede soñar: grandes tomas de acción, paisajes maravillosos y un romance con la capacidad de ilusionar a cualquiera. A más de 30 años de su debut en cines, esta cinta no ha perdido para nada su magia, siendo alabada tanto por el público como por la crítica por su cinematografía y música. No por nada, la película obtuvo el Premio Oscar a Mejor sonido.
El último de los mohicanos dejó a Daniel Day-Lewis marcado para siempre. Para dar vida a Hawkeye, un hombre blanco criado por los mohicanos, el actor tuvo que prepararse. No sólo tuvo que entrenar rigurosamente para cambiar su físico, sino que se vio obligado a pasar todo un mes entero en un bosque para mejorar sus habilidades de supervivencia. A lo largo de 30 días y noches, el también actor de Pandillas de Nueva York hizo hasta lo impensable.
Lo que más dejó impactado a Day-Lewis fue que aprendió a despellejar animales y a luchar con armas de guerra como hachas y lanzas. De acuerdo con una entrevista para The Telegraph, el actor se mantuvo en todo momento en su papel, incluso cuando no estaba frente a las cámaras. Durante sus ratos libres, Day-Lewis se paseaba caracterizado con un rifle, algo que le terminó por cobrarle factura. Alucinaciones, falta de sueño y estrés fueron algunos de los resultados de protagonizar El último de los mohicanos, sin embargo, todo valió la pena ya que sigue siendo uno de los papeles más icónicos de su carrera.