El eclipse solar, con su asombrosa alineación de cuerpos celestes, ha sido un evento de fascinación milenaria para la humanidad. En el cine, esta maravilla astronómica se ha utilizado como un recurso visual impactante que agrega un elemento de drama y misterio a la narrativa. Desde Apocalypto de Mel Gibson y Melancholia de Lars von Trier hasta la obra cumbre de la ciencia ficción, pasando por este icónico drama bíblico, las películas han capturado la imponente belleza del eclipse en escenas memorables, destacando su capacidad para generar un sentido de asombro en la audiencia.
Sin embargo, hay una película que, a pesar de su importancia, suele pasar desapercibida en las conversaciones sobre eclipses en el cine. Cuando se habla de Georges Méliès, uno de los pioneros de la ficción cinematográfica, lo primero que viene a la mente es Viaje a la luna, una de las precursoras del género de la ciencia ficción. Pero el autor francés también fue responsable de El eclipse o el cortejo del sol y la luna, una película muda de 1907 centrada en el fenómeno astronómico.
Entre el sol y la luna: explorando el eclipse en la filmografía de Méliès
Méliès utilizó el eclipse como catalizador de su fértil imaginación. Las películas de Méliès eran espectáculos teatrales que explotaban sus habilidades como mago e ilusionista. Sus notables innovaciones en el arte cinematográfico incluyen ser pionero en la técnica stop-motion y el uso de exposiciones múltiples, que permiten al cineasta superponer imágenes y crear fusiones para lograr un efecto dramático. Las elaboradas escenografías de Méliès no hicieron más que realzar su enfoque fantástico de los temas de sus películas, que a menudo se inspiraban en temas y personajes científicos.
En esta película de casi 10 minutos de duración, el propio Méliès interpreta a un experimentado profesor que da una conferencia sobre un eclipse inminente a un grupo de jóvenes astrónomos. Cuando finalmente llega el eclipse, sus alumnos corren hacia la ventana con sus telescopios portátiles para ver el evento. El profesor sube una escalera hasta la habitación situada encima del aula para ver el eclipse desde un gran telescopio.
A diferencia del eclipse representado por el profesor en la pizarra durante su conferencia, el eclipse real se representa como dos cuerpos celestes que se cruzan, sus rasgos humanos gesticulan de tal manera que los historiadores del cine y los espectadores han visto este eclipse como un símbolo de un interludio romántico. Después del eclipse, otros cuerpos celestes, incluidas estrellas fugaces, planetas y lluvias de meteoritos, surcan los cielos. El profesor queda abrumado por lo que ve y cae de la torre a un barril.
El eclipse o el cortejo del sol y la luna es una muestra del característico estilo fantasioso de Méliès para representar un eclipse solar y lunar, así como un encuentro simbólico entre el Sol y la Luna. A través de técnicas de efectos especiales pioneras para la época, Méliès logra crear una escena visualmente impresionante que captura la imaginación del espectador y lo transporta a un mundo de fantasía y poesía visual. La película es un ejemplo temprano del uso del cine como medio para explorar conceptos astronómicos y mitológicos de una manera artística y creativa.