Más de mil millones de dólares en taquilla, canciones tan pegajosas que aun después de 11 años de su estreno siguen sin salir de nuestra cabeza, premios a mejor animación y especialmente una gran cantidad de seguidores. Frozen: una aventura congelada, ostenta estas características y más. La historia del par de hermanas se basa de forma libre en la obra de Hans Christian Andersen, pero a diferencia de La reina de las nieves (el cuento original), la historia de Walt Disney consiguió enamorar completamente a la audiencia, especialmente a la infantil.
¿Qué es lo que causa tanto revuelo en la mente creativa y joven de los pequeños? Podríamos asumir que se trata de la animación, la estética que, sin duda la producción de Chris Buck y Jennifer Lee posee. Sin embargo, otras grandes películas ganadoras al Oscar de Mejor Película Animada como Valiente y Ratatouille no han captado el mismo fanatismo en los niños y niñas.
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Un par de hermanas dedicadas a la psicología, y madres de fans incansables de Elsa y Anna, publicaron en la revista Times los elementos bien trabajados que logran conectar la trama con los niños.
El procesamiento de emociones
De acuerdo con las expertas, los niños en edad preescolar, quienes muestran más pasión por el fenómeno cinematográfico, tienden a ser impulsivos dejando que sus emociones tomen las riendas del comportamiento que expresan. En la cinta, el personaje de Idina Menzel, la reina Elsa, presenta un fuerte conflicto emocional tan intenso y apasionante como el de un pequeño de esta edad. Con las canciones que la también actriz de Encantada interpreta para hablar de su capacidad para regular esa tormenta emocional dentro de ella, los niños tienden a sentirse identificados.
La magia y el mundo nuevo
Otro aspecto que resalta del filme es la inclusión de magia dentro de un espacio "real" con la capacidad de crear todo un mundo a su alrededor, algo que ellos mismos pueden hacer con la imaginación. Elsa hace esto visible cuando con sus poderes de control de hielo no sólo construye su propio castillo, sino que da vida a Olaf, con la voz de Josh Gad un amigo de nieve inolvidable.
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El lazo familiar
Como tercer motivo, las psicólogas destacan cómo los preescolares se encuentran en una fase en la que desarrollan lazos afectivos muy fuertes con la familia y las personas que los rodean. Por eso, la historia de dos hermanas intentando reconectarse es atractiva para ellos, mucho más que el aspecto romántico entre Anna (Kristen Bell) y Kristoff (Jonathan Groff), un elemento que, si bien tiene tiempo en pantalla, nunca es el centro de la trama.
La música
Algo que parece muy evidente, pero vale la pena mencionar es que los niños responden muy bien a la música. Piezas como Let it go, ganadora a Mejor Canción Original en los premios Oscar, que habla sobre la frustración de Elsa por intentar ser la chica perfecta y finalmente abrazando su identidad logra conectar perfectamente con los pequeños. Ante canciones de este estilo, las infancias responden con pasión.
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Después de 2013, cuando se estrenó Frozen, las propuestas de Disney y específicamente Pixar han indagado mucho más en las emociones contenidas con las que el ser humano suele batallar desde temprana edad. Encanto y Red son ejemplos similares que últimamente han ayudado a señalar las presiones que algunas generaciones pudieron sentir mientras crecían.
