Algunas películas como El demonio neón de Nicolas Winding Refn, Under the Skin de Jonathan Glazer y Crímenes del futuro de David Cronenberg nos recuerdan que la belleza física es sólo superficial, pero la película española Pieles lo deja claro de una manera distintiva e inquietante. Hasta tal punto que los espectadores de Netflix que han visto la película han comenzado a preguntarse si es “una intensa visión artística” o simplemente “una provocación perversa”.
¿Obra maestra o escándalo grotesco?: ‘Pieles’, la polémica película en Netflix
El sorprendente debut visual y conceptual de Eduardo Casanova parece ser una fusión entre John Waters (el realizador de Pink Flamingos) y Pedro Almodóvar. Con un estilo feroz, sexualidad subversiva, humor asqueroso y melodrama ampliado, Pieles es una exposición deliberadamente estridente y singularmente provocativa sobre nuestras relaciones con nuestros cuerpos que marcará algunas mentes, ofenderá muchas sensibilidades y regocijará a algunos cuantos.
Sin perder tiempo en sutilezas, la película (que cuenta con las actuaciones de Ana Polvorosa, Candela Peña, Macarena Gómez, Carolina Bang y Jon Kortajarena) sumerge de inmediato al espectador en la locura cuando un hombre con los ojos llorosos queda aplastado por la noticia de que se ha convertido en padre de un niño sano, mientras que frente a él, en una habitación agresivamente rosa, una anciana desnuda ofrece consuelo repasando una selección de “personas” fotografiadas inocentemente de sus álbumes muy rosados.
¿Es esta una especie de oficina de encarnación en el cielo o un burdel boutique dirigido por Hello Kitty? Antes de que tengas tiempo de entender algo, una chica sin ojos habrá salido para interpretar una balada florida recibida por un miembro del público entre risas y el otro revolcándose en desesperación, y ahí es donde el título cae y las cosas toman un giro mucho más extraño y perverso.
De hecho, en la primera media hora de Pieles, nos presentan una serie de viñetas extrañas, inquietantes o histéricamente inapropiadas, cada una de las cuales presenta uno o más personajes con una deformidad o discapacidad física prominente. En situaciones tanto comunes como ligeramente siniestras, hombres y mujeres de formas y tamaños poco convencionales son puestos bajo el foco de atención, su apariencia distintiva magnificada contra un telón de fondo cómicamente realzado de prejuicios, abusos y fetiches.
Casanova no rehuye exponer la vanidad, la vergüenza, la fobia y los instintos dictados por una cultura de la superficialidad, ni tiene reparos en mostrar lo que uno tiene que hacer para defender su cordura bajo un régimen opresivo de la belleza. En este sentido, toda la maldad retratada encaja en una narrativa de supervivencia que resulta, sí, repugnante, pero también absolutamente empoderadora.