En 1950, el autor francés Georges Arnaud escribió una novela con el título traducido de El salario del miedo y tres años más tarde, el director Henri-Georges Clouzot la adaptó en una de las películas más tensas en la historia del cine. Cuando se produce un incendio gigantesco en una torre de perforación petrolera aislada en medio de la nada, la única forma de detener el problema es literalmente volar todo el sitio. El problema es que se necesitará muchísima nitroglicerina para lograrlo.
Naturalmente, ese compuesto es altamente combustible e increíblemente sensible. Si lo empujas, explota. Resulta que la única forma de transportarlo es empacarlo en la parte trasera de camiones, conducirlo físicamente a través de un terreno increíblemente accidentado y esperar lo mejor. A los conductores, arruinados y atrapados en una ciudad sin salida y sin perspectivas, se les ofrecen sumas astronómicas de dinero para hacer el viaje, y comienza su peligroso trayecto.
El director de El exorcista, William Friedkin, dirigió una nueva versión llamada Sorcerer en 1977 y, contra todo pronóstico, logró mejorar el original. Su versión contiene una realización cinematográfica absolutamente de élite de un director en la cima de su carrera, y es considerada una de las películas con más suspenso jamás realizada.
¿De qué trata la nueva versión de ‘El salario del miedo’?
Ahora, otra nueva versión, una vez más llamada El salario del miedo, llega a la plataforma de Netflix. El responsable es Julien Leclercq, un director francés cuyos créditos incluyen la cinta de suspenso The Informant, el filme de acción Guerra en el aserradero, el relato de crimen Centinela con Olga Kurylenko y la serie policial Atracadores.
Leclercq ambienta su historia en un país ficticio de Medio Oriente, donde la implicación francesa parece difusa, salvo en la explotación de gas. La trama sigue a dos hermanos, interpretados por Franck Gastambide y Alban Lenoir, cuyos destinos apenas generan interés debido a la falta de desarrollo de sus personajes.
Ana Girardot se esfuerza por dar vida a una aventurera humanitaria, sin lograr convencer, mientras que Sofiane Zermani interpreta al villano con un desempeño poco convincente. Los demás personajes son meras figuras sin personalidad, que desaparecen sin provocar ningún impacto en el espectador a medida que avanza la trama.
El salario del miedo comienza con unos créditos que revelan un estilo más televisivo que cinematográfico. Aunque se utilizan filtros de colores para capturar el desierto marroquí, no logra transmitir la sensación de una producción destinada a la gran pantalla. La caracterización de los personajes se siente apresurada y superficial, dificultando la conexión del espectador.
Mientras que las versiones anteriores tenían una duración de más de dos horas y treinta minutos, la versión de Netflix dura solo 1 hora y 44 minutos, lo que marca una diferencia notable. A pesar de esto, la versión del 2024 da la impresión de ser significativamente más extensa que sus antecesores de renombre.