El género del terror tuvo un periodo muy fértil durante la década de los ochenta. Cintas como El resplandor, La Mancha Voraz, Alien: El octavo pasajero y Pesadilla en la calle del infierno hicieron a miles de espectadores gritar en las salas de cine, con personajes aterradoras como Freddy Krueger y criaturas xenomorfas del espacio exterior. A la fecha, estas figuras siguen siendo tan icónicas como cuando llegaron a la gran pantalla.
Fue en 1986 cuando debutó no sólo una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, sino también del género de la ciencia ficción. La película no sólo se vuelve cada vez más repugnante a medida que avanza, sino que al mismo tiempo también despliega un horror profundamente humano que se hace más profundo con cada minuto que pasa.
Dirigida por David Cronenberg, el conocido maestro del horror corporal, para muchos, esta es su obra maestra absoluta. No sólo ganó un Oscar en la categoría de Mejor Maquillaje y Peinado, sino que pronto se convirtió en uno de los grandes clásicos de culto que todo aficionado al género debe haber visto alguna vez en su vida. Esta cinta es uno de los muchos hitos de la ciencia ficción y terror junto a Alien, Depredador e Invasión.
Se trata de La Mosca, la joya de terror oscuro y ciencia ficción de Cronenberg que se encuentra alojada en el catálogo de Star+. Basada en el cuento del mismo nombre de George Langelaan, esta es la segunda adaptación cinematográfica, siendo que la primera debutó en 1958. La Mosca de Cronenberg cuenta la historia de Seth Brundle, científico que ha desarrollado un teletransportador. Utilizando una compleja computadora y dos cabinas cableadas, puede transportar materia directamente de un lugar a otro. Sin embargo, como cualquier científico, pronto descubre que ya no le basta con utilizar objetos para sus experimentos, por lo que primero decide llevar su invención al siguiente nivel.
En un evento conoce a la periodista Verónica, a quien le presenta con orgullo su invento, que construyó en una antigua nave industrial. El jefe y examante de Verónica, Stathis Borans, pronto se interesa por la historia, que el propio Seth Brundle quisiera mantener en secreto, ya que los animales de laboratorio vivos todavía no pueden ser teletransportados sin morir miserablemente. Ahora juntos y desesperados por no poder mantener estable la transportación, Seth decide probar la máquina con el mismo, sin saber que no fue el único organismo vivo que estuvo con él en el proceso y que lo llevará a una transformación que nunca calculó.