Luego del estreno de Terminator a mediados de la década de los ochenta, las historias de ciencia ficción cambiaron para siempre. La cinta de James Cameron presentó a un androide, con el rostro de Arnold Schwarzenegger, quien viajaba del futuro para asesinar al personaje de Sarah Connor, interpretada por Linda Hamilton, antes de que ella se convirtiera en madre del futuro líder rebelde en una guerra entre humanos y máquinas.
Si bien muchos dudaban de que la cinta de Cameron fuera a destacarse, tanto el público como la crítica aplaudieron la obra de ciencia ficción. Durante semanas, Terminator se mantuvo en cartelera, consolidando no sólo el talento de Cameron como cineasta, sino también de Schwarzenegger como una de las estrellas de Hollywood de los años ochenta y noventa. Más aún, el éxito de la película también llevó al lanzamiento de cuatro secuelas más, aunque no todas estuvieron a la misma altura.
Una de las siguientes entregas de Terminator que destacó, precisamente por comenzar la inminente decaída de la franquicia, fue Terminator 3: La rebelión de las máquinas. Si bien James Cameron no regresó para dirigir esta cinta (algo que muchos lamentaron), Arnold Schwarzenegger sí. Una escena interesante de la tercera entrega habría explicado al público porque las máquinas T-800 se ven y suenan como Arnold, aunque no llegó al corte final. ¿La razón? Esta secuencia quedó eliminada porque era una de las más vergonzosas de la saga.
En la escena eliminada, se ve un video de Cyber Research Systems que presenta una vista previa de su próxima línea de productos: el robot de "Soldados del mañana". Uno de los robots soldados que es presentan, como parte de un diseño de Skynet y una patente de Cyberdyne, es un robot humanoide. El narrador explica que con estas máquinas los humanos ya no tendrían que arriesgar sus vidas porque "los robots ocuparían su lugar en el frente".
Luego, el video muestra a un personaje humano interpretado por Schwarzenegger corriendo en una cinta mientras los científicos lo observan. En lugar del acento austriaco típico de Arnold, el actor habla con un tono sureño revelando su identidad: "Hola, soy el sargento mayor en jefe William Candy". William Candy dice que está agradecido de haber sido elegido para el proyecto y muestra "el rostro del futuro", un molde de su propia cabeza que terminará siendo el mismo para todos los T-800. Así que antes de ser la imagen del androide asesino, el rostro perteneció a un soldado del ejército.