Han pasado más de 20 años desde que inició El señor de los anillos, la aclamada trilogía dirigida por Peter Jackson. La franquicia fue un éxito tanto financiero como ante la crítica, acumulando casi tres mil millones de dólares y obteniendo un total de diecisiete Premios Oscar. A la fecha, la saga basada en las novelas de J.R.R. Tolkien es considerada la mejor en los géneros de fantasía y ciencia ficción, un título que nadie ha podido quitarle hasta el momento.
Con el paso de los años, más y más historias han surgido por parte de los afortunados actores que fueron elegidos para interpretar a Frodo, Gandalf, Legolas y Aragorn. Elijah Wood, Ian McKellen, Viggo Mortensen y Orlando Bloom tienen recuerdos muy especiales de su paso por los sets de la Tierra Media y cada que tienen oportunidad, comparten con los fanáticos algunos de los momentos más divertidos del rodaje.
Durante alrededor de quince meses de filmación, las estrellas pasaron juntos día y noche, volviéndose una familia. Sin embargo, no todos guardan las mismas memorias felices. Para el actor que interpretó a Gimli, el enano de personalidad ruda y cómica que acompaña a Aragorn y Legolas, la experiencia fue sumamente distinta y no la pasó tan bien como sus coprotagonistas. De acuerdo con el también actor de Indiana Jones y el Dial del Destino, sus días en la filmación fueron un verdadero calvario.
John Rhys-Davies pasó días de suma incomodidad debido a las muchas prótesis que tenía que usar constantemente en el rostro. El mismo actor reconoció haber vivido un rodaje especialmente desagradable, alejado del buen ambiente que reinaba entre el resto del equipo que lamentablemente, no pudo compartir. "Los chicos del reparto se llevaban muy bien, pasaban tiempo juntos. Eran buenos, hacían bromas entre ellos", recordó Rhys-Davies sobre sus días de rodaje.
"[La prótesis] me desfiguró tanto que me aislé y me volví paranoico, muy solitario. No quería salir, no quería cenar con otras personas. Quería estar solo, me avergonzaba la cara", dijo Rhys-Davies sobre el trago amargo que pasó en la filmación debido a todo lo que llevaba encima. Aunque pasó la mayor parte del tiempo solo, John Rhys-Davies aprovechó su larga estancia en Nueva Zelanda para iniciarse en una nueva afición: el canotaje.
Cuando al actor le ofrecieron un papel de regreso en la trilogía de El Hobbit, sin pensarlo rechazó participar en la cinta. Más adelante, Rhys-Davies explicó en una entrevista de 2009 la razón de su negativa y todo se debió a que no quería volver a utilizar las dolorosas prótesis faciales necesarias para interpretar a Gimli en las películas.