Desde la intensa acción en Hombre en llamas hasta la red de corrupción en Día de entrenamiento, pasando por el inspirador relato deportivo Duelo de titanes, Denzel Washington es uno de los mejores actores de cualquier generación. Su carisma e intensidad se han traducido en algunos papeles dramáticos poderosos y ha demostrado ser increíblemente versátil a lo largo de los años.
Pocas grandes estrellas de cine pueden pasar de vagar por un páramo postapocalíptico (El libro de Eli) a un detective de los años 40 (El demonio vestido de azul) y a uno de los personajes más complejos de William Shakespeare (La tragedia de Macbeth). Ahora bien, uno de los proyectos cinematográficos más exitosos en los que participó, en términos de recaudación, está relacionado con uno de los principales cineastas contemporáneos: Ridley Scott.
Universal Pictures
El director de Alien, el octavo pasajero y Blade Runner estrenó, en 2007, Gánster americano, una película que aborda el impacto de la Guerra de Vietnam en Estados Unidos a principios de los años 70, destacando la corrupción policial en Nueva York. La trama revela cómo, con la connivencia de las autoridades, la mafia se dedica al tráfico de drogas sin temor a represalias.
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¿Por qué demandaron a Denzel Washington luego de protagonizar ‘Gánster americano’?
En este contexto, Frank Lucas (Denzel Washington), discípulo de uno de los principales líderes afroamericanos de la posguerra, emerge como una figura prominente y aprovecha la muerte de su mentor para asumir el control del tráfico de drogas en Nueva York. Introduce un producto más puro y económico, lo que lo catapulta a la fama y lo convierte en una figura icónica en la ciudad, superando a sus competidores en el mercado. Sin embargo, Richie Roberts (Russell Crowe), un detective decidido, decide intervenir para desestabilizar el imperio de Lucas.
Aunque algunos individuos cuyas vidas sirvieron de inspiración para la trama decidieron tomar medidas legales contra los realizadores de la película por difamación, pero el resultado del proceso legal fue desalentador para los demandantes. En 2008, los ex agentes de la DEA Louis Diaz, Gregory Korniloff y Jack Toal, presentaron una demanda contra NBC Universal, la empresa matriz de la productora de la película, alegando que la cinta había perjudicado su reputación al afirmar falsamente estar basada en hechos reales.
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Sin embargo, un juez federal desestimó la demanda de 55 millones de dólares contra el estudio responsable de la película, Universal Pictures, concluyendo que no había pruebas suficientes para respaldar las acusaciones de los demandantes. Esta decisión legal representó un revés significativo para los ex agentes de la DEA, quienes habían buscado reparación por el daño percibido a su reputación a raíz del lanzamiento de la película.
La resolución judicial fue recibida con alivio por parte del estudio cinematográfico. Un portavoz de Universal Pictures expresó su satisfacción con la decisión del juez, afirmando que la compañía estaba contenta de que el asunto se hubiera resuelto de manera rápida y decisiva. La conclusión del litigio representó un cierre para la disputa legal y permitió que el estudio cinematográfico continuara con sus proyectos futuros sin la carga de una demanda pendiente.
