A lo largo de su carrera en Hollywood, Russell Crowe ha demostrado ser una figura destacada, con actuaciones memorables en películas como Gladiador, 3:10 Misión peligrosa y Una mente brillante, que han sido aclamadas tanto por la crítica como por el público. Sin embargo, como cualquier actor talentoso, también ha tenido sus tropiezos. A pesar de su historial de éxitos, algunas de las películas en las que ha participado no han logrado alcanzar el mismo nivel de reconocimiento y aceptación.
Consideremos el caso de Robin Hood, la película dirigida por Ridley Scott en 2010, que no logró cautivar ni a críticos ni a espectadores durante su proyección en cines. Además, durante la producción de la película, Crowe sufrió un escalofriante accidente en el set que resultó en la fractura de ambas piernas, lo que añadió complicaciones y desafíos a la realización de la película.
La dolorosa lesión durante la producción de ‘Robin Hood’
La lesión se produjo cuando Crowe saltó desde una terraza a un terreno irregular, y recordó a People que el impacto le provocó un dolor similar a una descarga eléctrica en todo el cuerpo. Como era de esperar, el dolor no desapareció simplemente. “El último mes de ese trabajo fue muy complicado. Hubo varias semanas en las que incluso caminar fue un desafío”, dijo el actor de El exorcista del papa.
Sin embargo, Crowe superó la incomodidad y terminó la película, sólo para descubrir en una visita al médico una década después, cuando volvió a sentir dolor en la pierna, que efectivamente se había fracturado ambas piernas en el set de Robin Hood. En retrospectiva, Crowe atribuye una breve pausa en la actuación y entrenamiento para otra producción notable a la eventual curación de sus piernas.
A raíz de Robin Hood, Russell Crowe decidió tomarse un descanso de la actuación y curarse las piernas. Sin embargo, cuando inevitablemente regresó a la pantalla grande, lo hizo en una superproducción: El hombre de acero del director Zack Snyder. La película de 2013 que lanza al Universo Extendido DC presenta a Crowe como el padre de Kal-El (Henry Cavill), también conocido como Superman, Jor-El. Si bien está lejos de ser la estrella principal de la película, aun así pasó por un intenso régimen de entrenamiento para darle vida al kryptoniano.
De hecho, Crowe le dijo a People que entre el año libre de la actuación y su rutina de ejercicios de El hombre de acero, sus piernas parecieron sanar por sí solas. “Obviamente sabía que algo andaba mal”, admitió, y agregó: “Ser el padre kryptoniano de Superman fueron seis meses de entrenamiento físico increíblemente intenso. Entre el tiempo libre y ese entrenamiento, las cosas se arreglaron”.
Dado que años después acudió a un profesional médico para que le examinaran las piernas, es lógico que no se recuperara por completo descansando y acudiendo al gimnasio, pero el hecho de que sus piernas se hayan curado en gran medida durante su preparación para convertirse en el papá de Superman es increíble.