"No abrir, muertos adentro" son las primeras palabras que Rick Grimes, interpretado por Andrew Lincoln, encuentra escritas en una de las puertas del hospital tras levantarse de un largo coma. Junto a él comprendemos que el mundo ha cambiado, una epidemia de origen desconocido ha puesto todo de cabeza: muertos que se levantan, supervivientes atrincherados intentando subsistir por todos los medios posibles -éticos o no tan éticos- y una familia perdida que debe encontrar. Ese es el inicio de la cruenta aventura en The Walking Dead.
Fue en 2010 cuando se liberó el episodio piloto de esta trama adaptada para la televisión de los cómics en blanco y negro escritos por Robert Kirkman, quién también se encarga de producir la serie. Tan pronto como se emitió, los televidentes se sumergieron en el horror de esta realidad tan brutal como conmovedora y la primera temporada alcanzó una audiencia de "tan sólo" 5.2 millones de estadounidenses.
Con la llegada de más y más temporadas el interés sobre la historia de Rick, Daryl Dixon (Norman Reedus), Maggie Greene (Lauren Cohan), Carl Grimes (Chandler Riggs) y otros tantos explotó. El primer episodio de la temporada 5 reunió a nada menos que 17.3 millones de espectadores cuyas emociones podían ser agitadas de un lado a otro al saber que ningún personaje estaba a salvo y que las despedidas en esta serie son bastante desgarradoras.
Luego de que ese capítulo rompiera récords de visualización se hizo evidente que el éxito de The Walking Dead se debe a que, más allá de una historia de zombis, la temática nos lleva en una exploración sobre las relaciones humanas y lo que sería de la sociedad luego de un derrumbe de esta magnitud, cuando las leyes han desaparecido.
Más allá de "los caminantes", el horror de la humanidad en una escena
Los muertos vivientes se convierten en una amenaza secundaria cuando aparecen los criminales más grandes de la serie, entre ellos el Gobernador Philip Blake a quién David Morrisey dota de una actitud manipuladora y despiadada en su actuación. O la líder de los Susurradores interpretada por Samantha Morton; Alpha cree firmemente en la supervivencia del más apto así que es conocida por su crueldad y aplicación de tácticas extremas para controlar a su grupo.
Pero incluso con sus apariciones, no podemos olvidar una de las escenas más perturbadoras (aunque sumamente relevante para la narración de la historia) de la que fue protagonista el actor Jeffrey Dean Morgan. La séptima temporada abre con una secuencia brutal y gráfica que nos muestra a Negan usando su bate de béisbol envuelto en alambre de púas para castigar al grupo de Rick y establecerse como una autoridad frente a ellos.
Después de capturar a varios miembros del grupo de Rick -incluido este último- Negan escoge una víctima al azar y de forma brutal comienza a golpear a esta persona una y otra vez con su bate (que además ha decidido llamar Lucille) delante de sus compañeros. Tanto el grupo de Rick como nosotros somos testigos impotentes de la violencia despiadada que puede guiar las intenciones del ser humano en un entorno como este.
La escena se destaca por tener un gran impacto emocional y establecer un tono sombrío en la temporada. Aun así es una de las más memorables y perturbadoras entre la franquicia que ha expandido su universo con varios proyectos spin-off, aunque antes de eso podrás disfrutar de las 11 temporadas que componen a The Walking Dead de forma íntegra a través de la plataforma de Netflix.