No hay duda de que una de las sagas de ficción más populares del inicio del milenio es Harry Potter que tuvo su primera entrega adaptada al cine en 2001 basada en la novela homónima de J.K. Rowling. Harry Potter y la piedra filosofal tuvo un recibimiento impresionante con Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint encabezando la historia del joven que vivió y aunque pudo haber cobrado aún mas fuerza con la dirección de Steven Spielberg el cineasta rechazó la posibilidad.
El productor ejecutivo de Los amos del aire estuvo muy cerca de llevar el primer proyecto cinematográfico de Hogwarts, pero en una entrevista con el director S.S. Rajamouli, Spielberg aseguró que dirigir películas conlleva a un conflicto familiar pues en ocasiones debe dejar su hogar en Los Angeles para radicar en otra ciudad durante un buen tiempo. El director de La lista de Schindler compartió que cuando comenzó a formar una familia junto a Kate Capshaw fue "desgarrador" aceptar un trabajo que lo mantendría alejado de los suyos durante meses.
Con esta experiencia previa, Steven Spielberg se mostraba muy reacio a aceptar películas que lo empujasen a cambiar de ubicación y separarse de su familia durante un largo periodo de tiempo, misma situación que ocurrió con Nicholas Cage en su momento. Cuando llegó al director la oportunidad de tomar bajo su mando Harry Potter y la piedra filosofal, que fue grabada en su mayoría desde Londres, esta fue la postura de Spielberg:
Hubo varias películas que decidí no hacer. Decidí rechazar la primera entrega de Harry Potter para pasar el año y medio siguiente con mi familia, con mis hijos creciendo. Así que sacrifiqué una gran franquicia, de lo que hoy me alegro mucho, para estar con mi familia
Al final, la dirección de la primera cinta de esta gran franquicia de magia fue dirigida por Chris Columbus mientras Steven Spielberg se encargaba de moldear la cinta sobre un niño robot altamente avanzado que desea ser real y ganarse el amor de su madre humana: Inteligencia artificial. La situación con este filme protagonizado por Haley Joel Osment y Jude Law es que fue grabado en Los Angeles, lo que facilitó al cineasta balancear su vida laboral y familiar de la manera en que lo deseaba.