Hay películas en las que se necesita tener un estómago fuerte para soportar la violencia explícita de sus escenas, especialmente cuando se trata de propuestas gore, slasher o splatter. Desmembramientos, sangre y muerte son algunos elementos que componen estas obras, las cuales muchas veces generan polémica debido a sus grotescas imágenes, tal fue el caso de Hostel, Terrifier, El ciempiés humano o Mártires, pero hay un film que se coloca por encima de todas ellas y que incluso fue censurado en diferentes países.
La película se presentó por primera vez en marzo de 2010, como parte de la programación del festival South by Southwest de Estados Unidos. Desde los primeros minutos, el público quedó horrorizado y asqueado, y mientras algunos la consideraron una monstruosidad, otros aseguraron que era una gran propuesta del género. Con una controversial recepción inicial, el film tuvo su estreno en el Fright Fest de Londres, en el que la British Board of Film Classification (BBFC) exigió 49 cortes, que equivalía a tres minutos y 48 segundos. Aunque el codirector del evento, Ian Jones, argumentó que debía exhibirse íntegramente, hubo quienes pidieron que ni siquiera se estrenará.
La censura fue constante para la ópera prima de Srđan Spasojević, cuya proyección fue prohibida en 46 países, entre ellos Australia, Brasil, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Noruega, Reino y también Estados Unidos. Además, durante su exhibición en el Festival de Sitges en España, el director del evento, Ángel Sala, casi va a la cárcel por incluir una película que hace alusión a la pornografía infantil. Los cargos no procedieron, pero el proyecto ganó fama de ser una abominación, yendo en contra de los derechos humanos.
Bajo el título de A Serbian Film, la historia sigue a Milos, un ex-actor porno, que debido a graves problemas financieron accede a ser parte de un extraño proyecto clasificado como “una película artística”, sin saber que en realidad se trata de una 'snuff movie', en la que están involucrados actos de pedofilia y necrofilia que degradan su integridad.
Para el director, el proyecto funcionaba como una respuesta subversiva a la situación política de su país, pues era una forma de mostrar sus sentimientos frustrados sobre la guerra en Serbia, en la que los políticos se dejan guiar por la fortuna y el poder. Sin embargo, hay quienes no encontraron ninguna relación política y simplemente la tacharon de irreverente e innecesaria debido al nivel de violencia explícita. Un film que debido a su crudeza se encuentra fuera de las plataformas de streaming.