Finalmente llegó a cines la nueva propuesta dirigida por Matthew Vaughn. Aunque Argylle ha recibido ciertas críticas un tanto negativas por el estilo saturado del director, la cinta mantiene el sello divertido que presentó en Kingsman combinando la acción, el espionaje y la comedia.
La cinta nos presenta la historia de Elly Conway interpretada por Bryce Dallas Howard, una introvertida autora de novelas de espías cuyos escritos comienzan a parecerse demasiado a las actividades de una operación clandestina real, por lo que ella y su gato se ven envueltos en el mundo del espionaje donde nada ni nadie es lo que parece.
Si ya viste la cinta, sabrás que está llena de secuencias de acción adornadas con música impresionante -muy al estilo high energy- y una serie de giros inesperados, uno tras otro, tras otro. Si aún no has visto el filme y eres fan de lo que conocimos al lado de Taron Egerton en 2015 seguro también te gustará la propuesta visual de Argylle, pero si no quieres hacerte un spoil, recomendamos que vuelvas cuando hayas visto hasta la última imagen tras los créditos principales.
¿Qué quiso decir la escena post-créditos de Argylle?
Lo primero que hay que saber es que esta cinta está basada en el cuarto libro -inédito- de la serie Argylle, escrita por la autora Elly Conway presentándonos a Henry Cavill como un espía bastante formado en la materia. Sin embargo, la escena post-créditos se sitúa varios años antes de los hechos ocurridos en el filme.
Lo que nos muestra este pequeño corte es un pub inglés llamado "The King’s Man" al que ingresa un joven interpretado por Louis Partridge pidiendo una complicada orden para su trago al llegar a la barra. Claramente se trata de un código al que estamos acostumbrados dada la filmografía de Matthew Vaughn.
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Además, el británico se presenta ante el barman como Aubrey Argylle y en respuesta a toda esta información, el encargado de los tragos le presenta una caja que contiene una pistola y un silenciador. "Ahora eso es un giro" dice Argylle mientras aparecen las palabras "Argylle: El Primer Libro llegará a las pantallas".
Esto puede ser un gran indicativo para una precuela de la cinta que esta ahora mismo en salas de cine, adaptando el primer libro a cargo de aquella misteriosa pluma, cuya verdadera identidad sigue oculta.
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¿Pero qué hay del nombre del bar? ¿Será que Argylle está conectada con el universo de Kingsman 2: el círculo dorado? No sería descabellado pensar que la trama de estas organizaciones súper secretas estuviesen entrelazadas y de hecho, cuando se le insinuó el tema a Vaughn durante una entrevista en USA Today esto fue lo que dijo:
Lo único que diré como pista es que no muchas personas pueden hacer los hermosos trajes con cuello Nehru que Argylle lleva con orgullo.
¡¿Qué?! O sea que, la sastrería de Londres, que es fachada de la sede de inteligencia Kingsman, podría ser la encargada de vestir al agente Argylle. Pero de ser así, existe una pequeña complicación en la colisión de estos universos y tiene que ver con sus personajes.
¿Dónde está el problema?
La cabeza de La División es Ritter; a quien Bryan Cranston se encarga de dar vida; y su contraparte, que busca exponer todos los males de esta organización, es nada más y nada menos que Samuel L. Jackson en el papel del ex-director de la CIA, Alfie Solomon. Sin embargo, en Kingsman: el servicio secreto ya vimos a este actor en el papel del villano Valentine, el millonario estrafalario que quería activar un plan malvado basado en su "conciencia ecológica".
Además, a su lado conocimos a Gazelle, su letal asistente y mano derecha con espadas en lugar de pies interpretada por Sophia Boutella, a quien vemos ahora mismo en Argylle como la guardiana de los secretos Saba Al-Badr. Por eso, en caso de querer unir ambos universos, el director de la primera saga -y lo que podría convertirse en una segunda-, deberá encontrar para el público ciertas explicaciones o bien, justificarlo todo en la magia del cine.
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