Este fin de semana llega, a la cartelera de nuestro país, Vidas pasadas, una espléndida obra que se encuentra nominada al premio Oscar en la máxima categoría acompañando a las populares Barbie y Oppenheimer, la magistral Los asesinos de la luna, la impactante Anatomía de una caída, la alucinante Pobres criaturas, la perturbadora Zona de interés y la conmovedora Los que se quedan.
La ópera prima de la realizadora Celine Song comienza con un enigma. Un trío se posa en un bar: una mujer y dos hombres. El vino y la conversación les permite entrar en confianza y, sin embargo, una leve melancolía flota en el aire. Intercambian miradas furtivas y miradas anhelantes; es difícil saber quién mira a quién. Pronto descubriremos quiénes son: la dramaturga Nora (Greta Lee), su marido estadounidense Arthur (John Magaro) y Hae Sung (Teo Yoo), su amor de la infancia de Corea del Sur.
Entre amores y culturas: La inspiración detrás de ‘Vidas pasadas’
Por ahora, sin embargo, todo lo que escuchamos es una conversación de fondo entre un par de espectadores perplejos que intercambian conjeturas sobre su relación. ¿Son compañeros de trabajo? ¿Turistas? ¿Amantes? ¿Con qué chico está ella? Este podría ser el momento más explícitamente autobiográfico de Vidas pasadas, una película que sigue a Nora mientras se reconecta con Hae Sung varias veces a lo largo de varias décadas y continentes.
Menos una historia de amor que una meditación sobre “qué pasaría si”, esta fascinante película, que recuerda la atmósfera de Deseando amar de Wong Kar-Wai, ha impulsado a su directora a un estrato de admiración, acumulando críticas entusiastas y numerosas nominaciones, incluyendo el rubro de Mejor dirección en los Oscar.
La idea de la película se le ocurrió a Song cuando ella también estaba sentada en un bar del East Village, entre un viejo amor de Seúl, que sólo hablaba coreano, y su marido, el guionista Justin Kuritzkes, que sólo hablaba inglés. “Estaba traduciendo entre estas dos personas”, recuerda en entrevista para The Guardian.
“Y en un momento, me di cuenta de que no solo estaba traduciendo entre sus idiomas y culturas, sino también entre estas dos partes de mí misma”. La experiencia, dice, “se instaló en mí como algo muy especial”. Song había pasado previamente una década como dramaturga y, a partir de esa experiencia, se percató que quería cambiar el teatro por el cine.
La presencia de la protagonista de Vidas pasadas (que puedes disfrutar en Cinépolis Universidad, Cinépolis Gran Terraza, Cinemex Casa de Arte, Cinemex Insurgentes, Cinemex Galerías, entre muchos otros complejos) refleja la historia de Song en muchos sentidos: ambas son dramaturgas; ambas conocieron a sus maridos en retiros de artistas; ambos comprenden las precariedades del equilibrio entre múltiples culturas. Pero Song prefiere llamarlo una “adaptación” de su vida.