Mark Ruffalo lo logró, está nominado a los Premios de la Academia en su edición 2024 y lo hizo con una película que está causando controversia, polémica y hasta dolor en algunos espectadores que son fieles amantes de la literatura, y se cuestionan qué es lo que hizo Yórgos Lánthimos en Poor Things.
Con una serie de escenas sexuales que incluyen desnudos explícitos, el actor al que hemos visto en producciones de Marvel como Avengers y Hulk, ahora ha dado un nuevo paso en su carrera e incursionado en nuevas narrativas, interpretando al personaje de Duncan Wedderburn, quien es un exótico y complicado mujeriego que retrata los elementos más confusos y tóxicos de la masculinidad hedonista y romántica de principios del siglo XIX.
Sin embargo más allá de lo que podemos presenciar en pantalla existe un secreto que nos demuestra, que este actor no la ha tenido nada fácil ni para interpretar a Wedderburn ni para dar vida a Louis Reed en The Adam Project, ya que padece una enfermedad que en muchas ocasiones ha complicado su desempeño actoral y creativo.
Los hechos se remontan a 2001 cuando el actor tuvo que ser operado de un tumor cerebral que le paralizó el lado izquierdo de su cara. Esto lo dijo el propio Ruffalo en el podcast SmartLess, donde al platicar con Jason Bateman, Sean Hayes y Will Arnett, recordó lo complejo de dicha situación.
Tuve un tumor cerebral después del éxito de 'You Can Count on Me'. No era como cualquier otro sueño que hubiera tenido. Era como "tienes un tumor cerebral. Ni siquiera era una voz. Era puro convencimiento: "Tienes un tumor cerebral y tienes que lidiar con él de inmediato"...
... declaró el actor para luego explicar que todo comenzó como el padecimiento de una infección en el oído que permitió dar con el tumor en el cerebro.
"La enfermera llamó al médico, pude oírlos hablar en la otra habitación. Ella entró luego, super seria, y me dijo: "Tienes una masa detrás de tu oreja izquierda del tamaño de una pelota de golf, y no sabemos qué es. No podemos decirlo hasta que se haga una biopsia". Aunque esta masa resultó benigna, el actor prefirió mantener la cirugía en secreto y también ocultarle esta situación a su esposa, Sunrise Coigney, quien estaba embarazada y a días de dar a luz a su primer hijo, Keen.
Por fortuna las cosas terminaron bien para el actor, aunque las secuelas que padeció siguen siendo complicadas. "(tras la cirugía) quedé completamente sordo de un oído, y cuando me desperté, el lado izquierdo de mi cara estaba totalmente paralizado. Ni siquiera podía cerrar el ojo, hablaba por un solo lado de mi boca (y aunque) la parálisis facial desapareció al poco, aún no recuperó cien por cien la audición", confesó.