El entretenimiento para niños ha dado al mundo grandes programas como Peppa Pig, Paw Patrol y Plaza Sésamo, con los que los más pequeños de la casa se divierten viendo las aventuras de sus personajes favoritos. Aunque dentro del mundo de las legendarias series infantiles, además de los (terroríficos) Teletubbies, también se encuentra Barney y sus amigos, con el dinosaurio más amigable de la televisión.
Desde inicio de la década de los noventa, con todas sus pegajosas canciones, el reptil antropomorfo de color morado ha enseñado a niños y niñas cosas muy importantes como aplaudir cuando estás feliz, imaginar cómo sería el mundo "si las gotas de lluvia fueran de caramelo", y sobre todo, que con un fuerte abrazo y un beso se puede decir "mi cariño es para ti". No hay persona en el mundo que no haya cantado alguna vez las melodías de Barney, a pesar de que tienen décadas de haber sonado por primera vez.
Si bien el público ha visto a la botarga en la pantalla chica, pocos saben de los verdaderos héroes que soportan horas dentro del caluroso disfraz. Desde 1991 hasta 2005, un actor fue el encargado de dar movilidad a Barney y de definir los gestos del reptil que aumentaba de tamaño de un muñeco de peluche a un dinosaurio de casi dos metros de altura. Tras acabar su carrera en el programa infantil, esta carismática figura decidió seguir su propio camino, lo que lo llevó a ingresar al servicio para adultos.
Aunque muchos no lo saben, David Joyner fue el responsable de hacer a muchos niños y niñas felices durante más de una década. Si bien intentó continuar su carrera como actor, David optó por intentar nuevas cosas y así fue como se convirtió en un gurú sexual. De acuerdo con una entrevista de 2018 para el medio de comunicación Vice, en ese entonces, Joyner se dedicaba a dar masajes tántricos con sesiones de tres a cuatro horas por 350 dólares. Un baño ritual, armonización de chakras, masaje y orgasmos tántricos son parte de la experiencia que podrías obtener si contratabas el servicio de Joyner.
En la misma entrevista, Joyner narró algunos detalles interesantes sobre ser Barney, en especial, lo costoso que era moverse en una botarga de ese tamaño. "El traje era realmente pesado, era unos 32 kilos, y la temperatura puede alcanzar los 50 grados”, dijo sobre las implicaciones de ser Barney. Otra cosa sorprendente que dijo Joyner es que "antes de ponerse el disfraz de Barney, rezaba y pedía a Dios para que dejara su amor divino fluir por él y por el disfraz". A la fecha, Joyner piensa en su personaje con mucho cariño.