Cualquier persona que conozca un poco sobre las series y películas de fantasía medieval sabe quién es Peter Jackson. Al igual que otros grandes del séptimo arte como Sam Raimi y James Wan, el director neozelandés comenzó con trabajos de bajo presupuesto hasta crear impresionantes producciones como Criaturas celestiales y Desde mi cielo. Dentro de toda su trayectoria, Jackson es mayormente conocido (y amado) por las películas de El señor de los anillos.
Jackson llevó al mundo de J.R.R. Tolkien a la gran pantalla, convirtiéndose en una de las franquicias más populares y exitosas en la historia del cine. Además de ser aclamada por la crítica y el público, la trilogía de la Tierra Media trajo a los estudios grandes ganancias. Desde La comunidad del anillo hasta El retorno del rey, la saga de El señor de los anillos acumuló casi tres mil millones de dólares, además de condecorar con 17 premios Oscar.
Si bien la trilogía de El señor de los anillos es considerada por muchos como una de las mejores sagas de todos los tiempos, ninguna de ellas es considerada la película más destacada en la carrera Jackson. Al igual que en El señor de los anillos, en esta cinta de Jackson también salen monstruos, y de hecho, uno de ellos es el protagonista. La mejor cinta de Jackson es una epopeya de gran éxito, que incluso puede compararse con la versión original, con una de las bestias más icónicas del cine.
En 2005, Peter Jackson estuvo a cargo del remake de King Kong, en la que participaron Naomi Watts, Jack Black, Adrien Brody y Andy Serkis. Para muchos, King Kong es una de las mejores películas de aventuras de los últimos 20 años, que revive toda la gloria y esplendor de uno de los grandes clásicos de Hollywood. Por supuesto que la nueva edición de King Kong tuvo repercusiones en la industria, mostrando a un gorila gigante amenazando la ciudad de Nueva York. La película de Jackson puede verse si estás suscrito a Amazon Prime Video o ViX, aunque si la disfrutas en Blu-ray podrás obtener 200 minutos con escenas especiales.
Ann Darrow, que apenas sobrevive a la Depresión en la ciudad de Nueva York, pierde su trabajo justo cuando el productor de cine Carl Denham busca una protagonista para su nuevo proyecto cinematográfico, que se rodará en la "desconocida" Isla Calavera, que sin saberlo, es el hogar de King Kong. Denham y la tripulación parten en un barco, donde también va a bordo el serio Jack Driscoll, quien inicia una relación romántica con Ann.
En la Isla Calavera, los viajeros se encuentran con nativos violentos y una tierra que el tiempo olvidó. Lo más sorprendente es que está llena de dinosaurios y otras bestias enormes. Los nativos secuestran a Ann y la presentan como sacrificio al simio gigante de Kong, quien se enamora de la diminuta belleza. La debilidad de Kong por Ann hace que quede atrapado por Denham, quien lo lleva a la ciudad de Nueva York para aparecer en un espectáculo como nunca antes se había visto.