Todo mundo sabe que una de las duplas inseparables es la de Matt Damon y Ben Affleck. Los mejores amigos se han acompañado a lo largo de toda su carrera como actores y uno de ellos hasta es considerado como mal tercio (aunque hay quienes creen que realmente es Jennifer Lopez la que se lleva el título), pero su vínculo más sobresaliente es como actores, guionistas y productores, siendo Air su trabajo más reciente en conjunto.
Ambos han compartido créditos en películas como El último duelo y Código de honor, pero más allá de su labor como intérpretes frente a la cámara, una de sus obras más recordadas y aclamadas fue también su primer paso como guionistas en Hollywood, por la cual saltaron al estrellato internacional y recibieron los elogios de la crítica, además de conseguir que su largometraje figurara como una de las sorpresas en taquilla con un presupuesto de apenas 10 millones de dólares.
Protagonizada por Damon y Affleck, esta cinta dirigida por el aclamado cineasta Gus Van Sant, también realizador de películas como Drugstore Cowboy y My Own Private Idaho, consiguió más de 225 millones de dólares en ingresos tras su estreno en cines y recibió nueve nominaciones a los Premios Óscar que reconocían lo mejor de 1997, entre los que ganó dos estatuillas; uno para actuación secundaria a Robin Williams y otro por su guion.
El libreto fue escrito por la dupla de amigos, quienes tomaron la decisión de crear su propio guion tras no encontrar las oportunidades que ellos deseaban en la industria cinematográfica. Creían que nadie les pondría la atención que querían e incluso pusieron una trampa para saber si habían leído la historia de principio a fin, así que ya tenían claro que serían ellos mismos quienes protagonizarían la película, pero todavía necesitaban un empujón para concretar el proyecto.
Williams interpretó al personaje clave de la película, el Dr. Sean Maguire. Affleck y Damon sabían que necesitaban el nombre de un actor sumamente famoso para que su largometraje fuera tomado en cuenta por los productores y las audiencias, así que aplicaron la misma técnica que Quentin Tarantino: seleccionar a Harvey Keitel, pues corría el rumor que los estudios le dieron millones de dólares por el simple hecho de integrar al actor en su elenco.
Fue así que los guionistas escribieron el papel teniendo en mente a Keitel, “Estábamos buscando un actor que pudiera aportarnos dinero porque Ben y yo queríamos protagonizar la película y sabíamos que no valíamos nada”, reveló Damon a GQ; sin embargo, fue tras su participación en The Rainmaker cuando Francis Ford Coppola sugirió que fuera Robin Williams quien tomara el papel del terapeuta y el resto es historia, pues el actor recibió su cuarta y última nominación en los premios de La Academia y se convirtió en el Mejor actor de reparto de 1998.