Desde que irrumpió en escena en 1994 con su debut en el thriller de acción León: El perfecto asesino, dirigida por Luc Besson, hasta su más reciente película, Secretos de un escándalo de Todd Haynes, la actriz Natalie Portman ha impresionado constantemente al público cinematográfico en una amplia gama de papeles dramáticos, incluyendo el drama distópico V de Venganza y el thriller de ciencia ficción Aniquilación.
Apenas diez años después de que comenzara su carrera, Portman obtuvo su primera nominación al Premio de la Academia, un reconocimiento a Mejor Actriz de Reparto por su trabajo en Closer de Mike Nichols. A partir de ahí, Portman realizó más interpretaciones admirables bajo la dirección de algunos de los cineastas más importantes de nuestros tiempos: Noches púrpura de Wong Kar-Wai, Caballero de copas de Terrence Malick y Jackie de Pablo Larraín.
No obstante, al abordar el papel más significativo de Portman, resulta prácticamente imposible pasar por alto su excepcional desempeño en el thriller psicológico de terror El cisne negro, dirigido por Darren Aronofsky en 2010. En esta película, Portman asume el rol de Nina Sayers, una talentosa bailarina encargada de personificar tanto al Cisne Blanco como al Cisne Negro en una producción de El lago de los cisnes de Tchaikovsky.
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La trama se desarrolla en torno a la intensa competencia y presión en el mundo del ballet, explorando la dualidad de su personaje mientras enfrenta desafíos emocionales y físicos que desencadenan un viaje oscuro hacia la autodescubrimiento y la transformación. La interpretación magistral de Portman en este papel le valió numerosos elogios, incluido el premio Oscar a la Mejor Actriz, consolidando su lugar como una de las actuaciones más destacadas de la década pasada.
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Entre luces y sombras: El impactante papel de Natalie Portman en 'El cisne negro' y sus sacrificios en el set
No obstante, Portman tuvo que pagar sus deudas físicas en el proceso. Al interpretar a la perfeccionista bailarina Nina, la también actriz de Episodio I: La amenaza fantasma y Thor sufrió varias lesiones, incluida una costilla dislocada y una conmoción cerebral, lo que demuestra que había que hacer un sacrificio para su eventual reconocimiento.
La actriz admitió una vez que durante el rodaje de El cisne negro, donde compartió créditos con Mila Kunis y Vincent Cassel, "pensó que [ella] literalmente iba a morir". Portman tuvo que perder algo de peso para el papel y luego, ya al borde del hambre y la debilidad, tuvo que entrenar rigurosamente para convertirse en bailarina profesional, a veces hasta 16 horas al día.
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El efecto fue que Portman realmente comenzó a convertirse en su personaje sin tener que recurrir a ningún tipo de método de actuación. Ella le dijo a Entertainment Weekly: "Fue la primera vez que entendí cómo puedes estar tan absorto en un papel que puede derribarte". A pesar de sus lesiones, la protagonista de Vox Lux: El precio de la fama admitió que lo que pasó en el set preparándose para interpretar a Nina fue poco comparado con lo que tienen que sufrir los bailarines profesionales de la vida real.
