En 2004, Chicas pesadas, dirigida por Mark Waters, conquistó al mundo y ofreció algo más que otra narrativa adolescente de preparatoria. En esencia, la película destacó al enigmático personaje de Regina George. Ella es el epítome de la "chica mala": rica, hermosa y dominante. Sus tácticas agudas y sus inolvidables frases ingeniosas no solo se arraigaron en la cultura pop, sino que también la posicionaron como un personaje temido y envidiado al mismo tiempo.
El ascenso de Regina como ícono se puede atribuir a la fascinación de la sociedad por el poder y el dominio. Su influencia, su capacidad para moldear reputaciones y su comportamiento audaz, aunque enmarcados negativamente en los pasillos de la escuela donde también estudiaron Cadey (Lindsay Lohan), Gretchen (Lacey Chabert) y Karen (Amanda Seyfried), fueron vistos como aspiraciones en el contexto más amplio de un mundo competitivo.
La admiración por Regina no se debía sólo a su fuerza. Sus momentos de vulnerabilidad, el estrés de conservar su prestigio y las eventuales repercusiones de su mezquindad la humanizaron. Esta combinación de resiliencia y vulnerabilidad posiblemente resonó en muchos, convirtiéndola en una figura identificable. Sin embargo, el estereotipo de chica mala llevó a debates sobre la glamorización del acoso y los peligros potenciales de normalizar comportamientos tóxicos.
La travesía de Rachel McAdams: Salud mental, fama y el precio de ser una 'chica mala'
Precisamente la actriz que encarnó a Regina, Rachel McAdams, reveló recientemente la razón por la que abandonó Hollywood. La también actriz de Doctor Strange y Desobediencia se tomó un descanso de dos años de la actuación durante el apogeo de su carrera para mantener su salud mental. "Me sentí culpable por no aprovechar la oportunidad que me estaban brindando porque sabía que estaba en un lugar muy afortunado", le dijo a Bustle. "Pero también sabía que no encajaba del todo con mi personalidad y con lo que necesitaba para mantenerme cuerda".
Después de sus importantes papeles en Chicas pesadas y Diario de una pasión, ambas estrenadas en 2004, Rachel experimentó un rápido ascenso a la fama. Sin embargo, descubrió que no había ningún plan para navegar bajo la repentina atención. "No vas a la escuela de teatro para aprender cómo lidiar con eso. No hay ningún libro sobre cómo manejar eso", explicó.
A medida que su carrera en Hollywood se disparaba, la también actriz de Vuelo nocturno y Los cazanovias decidió regresar a Toronto para concentrarse en sí misma. Pasó su tiempo andando en bicicleta por la ciudad, reconectándose con su familia y recuperando el sentido del equilibrio. Durante su pausa, Rachel rechazó varios papeles importantes en películas como El diablo viste a la moda, Casino Royale, Misión: Imposible III, Iron Man y Superagente 86.